sábado, 31 de diciembre de 2011

CRÓNICA DE FIN DE AÑO


Se va el año 2011 y, seguramente, nos deja muchos recuerdos. Fue un año muy marcado como esos dos palitos que simbolizan el once (11).

2011, año muy intenso, algunas veces duro; otras veces, cada día parecía un golpe. Por fortuna, hubieron días de dicha que se manifestaron con aquella misma intensidad que aquellos otros días. Un viejo amigo me dijo con un tono sereno “de estas cosas está hecha la vida”.

Dentro del listado de momentos para el recuerdo o mejor dicho para el libro de recuerdos, me quedo con lo siguiente: La oportunidad de conocer a grandes personas dedicadas al pensamiento (filosofía) y al oficio de escribir (literatura).

Justo cuando me cambiaba de casa y terminaba de ordenar mis cosas, y en medio del cansancio agotador que implica esta actividad que pocos deseamos hacer, me enteré que Vargas Llosa estaba en el gran Santiago e iba a brindar una entrevista abierta al público en la Universidad Católica de Chile. Cuando me enteré de esta  noticia, faltaban 40 minutos para que se inicie el conversatorio. Cuando llegué a la universidad donde se iba a presentar VLL, estaba abarrotado de gente. No sé cómo lo logré pero estaba sentado escuchando de manera atenta al autor de la “La tía Julia y el escribidor”, “Conversación de la Catedral”, “El pez en el agua”. Algunas cosas que habló Mario VLL y que guardo en mi memoria es “ Yo supe desde pequeño que no era un genio, por ello trabaje intensamente para ser un escritor. No un escritor de fin de semana o que escribe en sus tiempos libres, sino un escritor que vive para la literatura”.

Otra de las cosas que me deja en 2011, es el haber conocido a profesores dedicados a la filosofía. Entre ellos Herman Siemens y Vanessa Lemm, el primero es de Holanda y enseña en la Universidad de Leiden; y la segunda profesora es de Alemania y enseña en la Universidad Diego Portales (Chile). Algo en común entre ambos profesores es que han dedicado casi toda su carrera al estudio del pensamiento de Nietzsche. Con Siemens pude comprender de manera sencilla y clara el corpus de la obra de Nietzsche; sus clases eran amenas, y más de una vez yo salía con más dudas que respuestas. Con Vanessa Lemm, puedo decir con mucho orgullo, que fui su ayudante en un curso que dicto para estudiantes de pre-grado de la universidad que se llamaba “masa e individuo”. Aprendí muchas cosas, desde preparar textos para los alumnos hasta hacerles clases; pero sobre todo el hecho de trabajar de cerca con una persona que conoce mucho y tiene muy buena formación, es una experiencia académica que me servirá en esta actividad (docencia) que pocos abogados anhelamos desempeñar.

Y para terminar, creo que descubrí mi vocación en el ejercicio profesional del derecho: la docencia universitaria. Este fue mi primer año como profesor universitario en Chile, y puedo decir con alegría que me dedique a tiempo completo, pero a esto hay que precisar que mis clases eran sólo cuatro horas a la semana, y el resto del tiempo me dedicaba a preparar las clases o investigar algunos temas. No voy a comentar mucho de este punto, ya que el próximo año también seguiré haciendo clases e iré descubriendo y aprendiendo más cosas. Solo como adelanto diría que la labor de un maestro no consiste en pedir a sus alumnos que sean buenos estudiantes, sino más bien todo lo contrario: darlo todo para que ellos sean buenos estudiantes.

Con esta pequeña síntesis de lo que me deja el 2011, termino esta crónica de fin de año.

Bienvenido el 2012!

domingo, 25 de diciembre de 2011

Noche buena con Glühwein

Anna, es de Alemania,  y los demás de Brasil (Edu), Suiza (Julio), Canadá (Pier) y Perú (yo). Anna ha organizado una fiesta en su casa por navidad, para todos aquellos “pobres extranjeros” que tienen su familia lejos de Chile. 
La primera fiesta que dejé de celebrar en familia, fue mi cumpleaños. Ahora se suma la Navidad, y esto hace que inevitablemente sienta nostalgia. Claro que a veces las cartas, el teléfono, el Skype, ayudan a sentir menos esa nostalgia, pero alguien dirá: “no es lo mismo”. Cierto, pero: “algo es algo, peor es nada”. 
Sin embargo, esta Navidad lejos de casa ha sido una buena oportunidad para conocer nuevas formas de celebración de la Navidad. Por ejemplo: Chile es el único lugar en el mundo en donde a Papa Noel, se le dice: “Viejito Pascuero”, y ningún chileno sabe el por qué; los norteamericanos y europeos no usan árbol de Navidad artificial como es usual en Latinoamérica, sino más bien usan un árbol de verdad. Pero lo más delicioso de esta navidad ha sido el probar el trago Glühwein (vino caliente, naranja y amaretto).

En la casa de Anna no había música de villancicos, sino Manu Chau.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Diciembre en Santiago

Es diciembre y sus días comienzan a ponerse cada vez más intensos: los informes (infiernos) laborales de fin de año; planificar (platificar) el viaje a donde está la familia; los regalos para los hijos, sobrinos; pensar en que uno hará en sus vacaciones, y un largo etcéteta.

Prefiero olvidarme de aquello, y comparto una interesante entrevista a Pablo Quintanilla, realizado por la periodista Claudia Cisneros. Los temas que tratan, son: el conocimiento, el periodismo, las universidades, "el Perú", entre otros temas.



domingo, 23 de octubre de 2011

Once con el Barrio Echaurren


Si tendría que describir mi rutina diaria, sería esta: por las mañanas estudiar; por las tardes clases del magíster; y, por la noche, dictar clases. Los fines de semana uno que otro carretito (ya que, de lo contrario, a falta de cerveza los riñones comienzan a fallar) y, los domingos, ir de manera religiosa al Mercado La Vega Central, para abastecerme de provisiones para la semana.
Esto sin darme cuenta se ha convertido en algo redundante, reiterado, repetido, monótono. Pero hace unas semanas cambió. Una vez saliendo de clases (eran las 10 pm.) camino a casa, me encontré con un grupo de personas que estaban “caceroleando” por la educación. Yo no tenía muchas ganas de cacerolear –aparte que no llevaba mi cacerola- sin embargo, me sume al grupo, muchos de ellos jóvenes como yo. Terminada la jornada nos reunimos en una plaza y comenzamos a presentarnos cada uno y a intercambiar ideas. Un punto en común entre todos los asistentes fue que, también, todos tenían una rutina similar a la mía; cero convivencia social con los vecinos del barrio. Uno de los factores de esta situación era las exigencias que muchas veces te impone una ciudad agitada como el Gran Santiago. Pero también -hay que reconocerlo- que otro factor ha sido nuestra falta de iniciativa para cambiar este escenario social o, al menos, intentarlo. Frente a esto, los cacerolazos, han sido una buena instancia para conocer a aquel vecino/a que vemos en el ascensor del edificio, en el supermercado, en un paradero del Transantiago, etcétera.
Ahora conozco a Daniela, Cecilia, Francisco, Fermín, María, José, Pedro, Juan… en sí, ahora conozco a mis vecinos del Barrio Echaurren del Gran Santiago y hoy tomamos once en la plaza Manuel Rodriguez y hablamos de nosotros (quienes somos, a qué nos dedicamos; qué pensamos de la toma del Senado por los estudiantes, etc.). En sí fue un domingo que rompió aquella vieja monotonía que ya me tenía chato.  

miércoles, 19 de octubre de 2011

los libros del gran Santiago


Antes de llegar al gran Santiago yo conocía muy poco de la literatura peruana, solo por el nombre de los autores y los títulos de sus novelas. Ha sido aquí en el gran Santiago en donde he podido conocer la literatura peruana (y también historia), todo gracias a sus bibliotecas.
La primera vez que encontré libros para el público fue en un parque, en una denominada “biblio-plaza”, en donde cualquier persona puede tomar prestado un libro o un diario sin pagar un peso. Y, para mi buena suerte, el encargado se hizo mi amigo. Se llamaba Sergio, era una persona algo mayor que yo, y con muchos conocimientos sobre historia y literatura chilena, por lo que aprendí mucho de las conversaciones que tuve con él.
La siguiente oportunidad que me tope con una biblioteca fue en mi primer invierno santiaguino (2009), andaba por el Parque Forestal y la lluvia me pesco. Menos mal andaba con paraguas. En este parque inmenso, lleno de árboles, encontré una casa que parecía una oficina, pero al acercarme a la fachada, decía: “Café Literario Balmaceda”. Al ingresar, grande fue mi sorpresa el encontrar varios estantes llenos de libros, y eso no era todo, los estantes eran abiertos al público, es decir, una persona podía escoger los libros que deseaba leer. No podía creerlo. Lo primero que hice fue darle un vistazo muy general a la biblioteca y luego tome un libro de poesía: El libro deL desasosiego, de F. Pessoa.
Después de estas dos experiencias pude encontrar otras más, las que -desde luego- ya no me impactaron, no porque no tengan importancia sino porque comprendí que la difusión de la cultura y la lectura en Chile es algo institucionalizado; cosa casi totalmente distinta en Perú, en donde para poder consultar un libro en una biblioteca pública, previamente, hay que ser socio, como si fuera un club privado, y no un lugar público para todas las personas con sedientas de saber. Así entonces, encontré bibliotecas en el metro, otra cerca de mi casa, etc. tanto así que las bibliotecas se han convertido en mi segundo hogar, ahí siempre hay alguien esperando y alguién con quien hablar.

viernes, 7 de octubre de 2011

Dormir y despertar en Santiago


Son altas horas de la noche y, al parecer, nadie quiere dormir en el gran Santiago. 
Alguien que está a mi costado me pregunta: ¿dormir, cuando miles de personas han sido reprimidas por carabineros?; ¿dormir, cuando un grupo de sujetos, escuchar no pueden?; ¿dormir, cuando un alcalde –que antes trabajó como guardaespaldas del dictador- ha clausurado colegios?; ¿dormir?; ya casi enojado, me dice: hermano, ¿qué es dormir? No ves que cuando lo hicimos una pandilla entro a la casa y nunca quisieron irse de ella; salvo, cuando despertamos.

Buscando a Felipe Mella


Es jueves seis de octubre y me encuentro rumbo a la escuela de Derecho de la Universidad de Chile, ubicada en la calle Pio Nono de Santiago. O, para ser más exactos, está ubicada a la altura “del límite de la plaza Italia para arriba y la plaza Italia para abajo”.
Mientras viajo en el metro estoy pensando en la reunión que tendré con Felipe Mella, y como son las 13:30 es inevitable que no pueda pensar en el almuerzo que me espera en casa.
Llego a la estación del metro Baquedano. Desciendo del tren. Mientras voy acercándome a la puerta de salida de la estación, veo que mucha gente ingresa de forma apresurada, algunos con los ojos llorosos, otros hablando rápido sin yo poder descifrar lo que dicen (más aún cuando el acento de los santiaguinos de por sí ya es difícil de comprender).
Estoy cerca de la plaza Italia y a medida que voy avanzando mi vista comienza a fallarme; mi respiración a agitarse; mi cuerpo a “cortarse”; mi cara a arderme. Mi sentidos dejan de responder a mi voluntad. Dejo de ser soberano de mi cuerpo; ya no soy yo este cuerpo o -al menos- este cuerpo no es el mismo el que salió de casa. Ahora este cuerpo es un objeto, una cosa, un organismo que pugna por vivir.
Son las bombas lacrimógenas las que me están matando, y muero sin poder ver mi muerte.


miércoles, 21 de septiembre de 2011

Teresa Marinovic y los "rotos"

Acabo de leer la columna de Teresa Marinovic publicada en el portal de “El Mostrador” (http://www.elmostrador.cl/opinion/2011/09/21/se-pasaron-de-rotos-chiquillos/). 
Para comenzar el título promete mucho pero dice poco (“Se pasaron de rotos, chiquillos”). El contenido del artículo es más que nada una batería de calificativos contra las estudiantes que interrumpieron la misa del Te Deum, celebrado por motivo de fiestas patrias.
Teresa califica de “rotos” a los estudiantes que interrumpieron la misa Te Deum, pero no dice qué entiende por aquella palabra. ¿Acaso lo dirá en el sentido empleado por Joaquín Edwards Bello en su novela “El Roto”? O, ¿acaso lo dirá en un sentido doméstico, cuando uno dice "roto" a alguien dominado por la ira, es decir, sin meditar? No lo sabemos y, al parecer, tampoco ella lo sabe.
Por otro lado, ella señala: “no puedo justificar papelones como el Te Deum”. Y aquí encontramos otra ambigüedad, ya que da la impresión que lo dice desde el punto de vista de una autoridad; aparte de que no les, al señalar “no puedo justificar” no está explicando nada, sólo está afirmando una postura. Lo ideal sería que de argumentos o razones para reprobar o rechazar lo acontecido en el Te Deum.
Señala que armar un papelón en la misa Te Deum “va en contra de un rito republicano”. Y aquí nos encontramos con otra imprecisión. ¿Desde cuándo el Te Deum es un rito Republicano?, ¿Quién lo ha establecido? y, ¿dónde está establecido? Hasta dónde sé una República es a-confesional, es decir, es laica, no privilegia a ninguna religión en virtud del derecho a la igualdad de trato y libertad religiosa, reconocidos en la Constitución de la República. El Te Deum es un rito religioso, pero no republicano. Que la máxima autoridad vaya todos los años a aquel rito no quiere decir que sea bueno y que merezca toda la aprobación de la sociedad. De ningún modo; este tipo de relaciones entre Estado e Iglesia, es un problema, pero es harina de otro costal que aquí no voy a discutir.
Por último, Teresa señala “todos sabemos que en política lo que importa es ganar y no competir”, y para poner la cereza a la torta cita como ejemplo al actual presidente de Chile, S. Piñera. ¿Con esto la autora del artículo está diciendo que el fin justifica los medios? Espero que no sea así, ya que la política es consenso, acuerdo, y es justamente lo que no está haciendo el actual Gobierno, sino, todo lo contrario, está aplicando una lógica de David y Goliat, y ya sabemos que, tarde o temprano, David ganará.

viernes, 16 de septiembre de 2011

doble efe por Chile

Estamos de fiesta! Chile está de fiesta! A dos días de celebrar el día de la independencia de Chile (18/09/2011), ya se siente el ambiente de fiesta, pero no tanto de fiestas patrias si no de fiestas de carnaval, porque la gente prefiere bailar, viajar, relajarse, embriagarse, etc.
Las fiestas “patrias” del año pasado las pasé en Tacna, (aproveche ese feriado para visitar a mi familia). Pero ahora las pasaré aquí, ya que quiero aprovechar estos días para sacar adelante un proyecto académico; creo que después del dieciocho igual seguirán las fondas y los carretes.

Felices fiestas patrias Chilito!

Pd.- La universidad en donde estudio, Diego Portales, nos dio un breve descanso de una semana, y como sé que no funcionará la biblioteca, saqué un libro muy sabroso, apenas he leído dos páginas y ya me gusto, es de J. L. Ribeyro y se llama “La tentación del fracaso”, en sí más que un libro es su diario de vida.

lunes, 5 de septiembre de 2011

"viejito, pasamos agosto..."

Llega setiembre y con él llega las fiestas de Chile. Llega también las vacaciones (o recesos), los asados, las fondas, el vino, la empanada, pero sobre todo, llega un momento para compartir con los amigos y la familia. Pero también llega los momentos de memoria, de recuerdo, de lo que pasó y de lo que nadie quiere que vuelva a pasar: 11 septiembre (1973)


lunes, 29 de agosto de 2011

El cadete está de fiesta


Cuando llegué al mundo, él, mi hermano, tenía dos años. Willy hizo en cierta manera que mi niñez transcurra y no pierda rápidamente lo dulce que tiene la niñez. Pero también que no sea tan dura, más aún cuando a la edad de un año yo me enferme de poliomielitis.
De los pocos recuerdos que conservo de mi niñez recuerdo que con Willy nos pasábamos todo el día jugando y peleando. Difícil que prevaleciera un aspecto en desmedro del otro.
Llegó el colegio, y ambos íbamos al mismo colegio, solo con la diferencia que Willy estaba en segundo año de primaria y yo en primero. No obstante nos encontrábamos a la hora de recreo y luego a la hora de salida, para venir juntos a la casa. Por aquel entonces yo tenía seis años, no era muy sociable, tenía pocos amigos, era algo tímido, y más de una vez era presa favorita para las bromas de la clase.
Recuerdo que en mi etapa escolar, no era un buen alumno, en cambio, Willy  sí, por ello cada vez que estaba a punto de repetir el año escolar mi profesora mandaba a llamar a mi hermano para decirle que si no estudiaba y hacía las tareas iba a reprobar el año escolar. Luego, ya en la secundaria, en el Montessori en Arequipa, estas escenas también se repetirían, aunque no muy seguido. Sin embargo, Willy era mi cómplice y poco o nada llegaba a los oídos de mi padre.
Cuando willy estaba a punto de entrar al tercer año de secundaria (1994) se cambio de colegio, mejor dicho, mi padre lo cambio al Colegio Militar de Arequipa, Francisco Bolognesi. Colegio que por aquella época aún gozaba de buena fama, y cualquier estudiante no podía entrar fácilmente, no por un asunto de notas si no por un asunto de “vara” o “recomendación” de parte de un alto mando del ejército peruano al futuro estudiante. Un rezago de la mentalidad feudal del Perú. Este cambio, emocionalmente, me afecto mucho, ya que casi toda mi vida la había pasado de arriba para abajo con Willy. Ese desprendimiento, o alejamiento, ya que él se iba a un colegio con modalidad internado, me sirvió mucho para vivir solo en adelante.
Después de la época escolar volvimos a las andanzas, aunque él tenía su grupo de amigos y yo el mío, por ejemplo, él jugaba Basquet y yo fútbol. En el año de 1998 me tocó, ahora, desprenderme de él y de la familia, regrese a Tacna a estudiar Derecho. Y una vez terminado mis estudios y graduado de abogado me vine al Gran Santiago a estudiar un posgrado a la Universidad de Chile, gracias a una beca de estudios.
El 2010 Willy se casó; por razones monetarias yo casi no viajo a su boda, creo que eso no me hubiera perdonado nunca, no obstante los milagros no caen del cielo sino se inventan y pude viajar a Tacna. Fue un gran momento, me sentí muy feliz en la ceremonia religiosa, teniendo en cuenta que soy poco religioso. Pude en dicho momento desprenderme -por un momento- de mi condición de hermano y verlo a Willy como una persona desconocida. Y vi a un hombre en su mejor momento: casándose con una tacneña, con dos hijos (Adrian y Beto), con un negocio que va progresando, con un círculo de amistades que lo aprecian mucho, etc. pero no solo eso, sino también a una persona que tiene una alegría-picardía; un aire de bonachón, no en vano más de una vez le han dicho Willy-loco.
Evoco estas líneas dedicadas a Willy, porque hoy es su cumpleaños. Imagino que él debe estar en este momento en un gran almuerzo con toda la familia, ya que, valgan verdades, Willy es muy sociable y querido, incluso, más que el Papa B. XVI. Imagino también que por la noche (o quizás ahora, también) se destaparan las botellas de cerveza (a willy no le gusta el vino ni el ron) y todos dirán: “salud por tu cumpleaños, Willy”.