martes, 26 de agosto de 2008

UN DESFILE MORTAL

El lunes 25 de agosto, a pocos días del 79º aniversario de Tacna, la muerte rondo por los desfiles civico-militares. La víctima fue Max Condori de 16 años de edad, quien sufrió un desmayo en pleno desfile. Cayó aparatosamente al pavimento, y se lesiono la cabeza, la que luego le provocaría un derrame cerebral causándole finalmente la muerte (el calor asfixiante de la mañana, el paso marcial, y el estado de salud del joven son algunos de los factores a tener en cuenta). La muerte de Max Condori, nos lleva -de manera inevitable- a re-pensar la vigencia de los desfiles cívico-militares, tanto en Tacna, como en el resto del país. Es de conocimiento por todas aquellas personas que hemos pasado por una institución como la escuela que, una persona desfila más por obligación o por ganar algunos puntos extras, que por un sentimiento real y auténticamente cívico (algo similar sucede con el enbanderamiento de las casas por fiestas patrias).
Los desfiles cívico-militares es una forma arcaica de manifestar el amor a la patria, pero no es la única. Hay muchas otras posibilidades: corsos alegóricos, pasacalles, bailes, exposición de arte local, festival de música, etc. Los desfiles son prácticas autoritarias propias de los militares. Hay poco de patriotismo en ello; inclusive las canciones de las bandas son siempre las mismas, y también, la represión es siempre la misma en los colegios: profesores que prefieren perder horas de clases para practicar las marchas; quitar puntos a aquel escolar que no quiere desfilar, etcétera. Todo esto revelaría la falta de creatividad de las autoridades (políticas, educativas) de re-crear las formas de celebrar, un día tan especial, como es el aniversario de Tacna.
Es muy escasa la presencia de los corsos alegóricos y pasacalles, frente a los desfiles cívico-militares, más aún en Tacna, la ciudad heroica.

domingo, 24 de agosto de 2008

Constantino Carvallo

El lunes, Nélida me dio la noticia, por messenger, de que Constantino Carvallo falleció; y mientras chateábamos, en el programa de tv. Enemigos íntimos, estaban hablando de la mala noticia.
La primera vez que escuché hablar a Constantino Carvallo fue en una entrevista que le hizo Chichi Valenzuela en su programa La Ventana Indiscreta (no recuerdo la fecha). El tema de la entrevista era sobre los futbolistas peruanos. Al respecto Constantino opinaba que, por lo general, nuestros futbolistas provenían de sectores bajos que carecen de comodidades y lujos; entonces, cuando llegan a ser famosos -por su buen desempeño como futbolistas, claro está- lo primero que hacen es satisfacer todo lo que no tuvieron en su niñez. Y cuando logran mejorar su status, se compran carros de último modelo, quieren salir en las principales portadas de los periódicos, se relacionan con vedetts y arman escandalo y medio por doquier, etcétera. Esta explicación me pareció muy lucida y acertada.
Otra de las cosas que me llamó la atención de Constantino Carvallo fue su propuesta educativa de aplicar el cine como un medio para desarrollar el gusto estético en los escolares, y que ello no se iba a lograr de la noche a la mañana -como usualmente quiere nuestra sociedad peruana- sino que sólo iba a ser posible con persistencia.
Algunos datos de Constantino Carvallo Rey: estudio Filosofía, fue fundador y director del colegio "Los Reyes Rojos" de lima, crítico de cine, analista en temas de educación. Escribió "Diario de educar. Tribulaciones de un maestro desarmado".

viernes, 22 de agosto de 2008

placer y economía en la bicicleta


Si alguna vez hemos visto a muchas personas movilizándose por las calles en bicicleta, habremos descartado de inmediato de que se trataba de una migración de holandeses recién llegados al Perú y, habremos dicho más bien, que se trataba de un grupo de peruanos que se movilizan en bicicleta a distintos lugares -centro de trabajo, colegio, universidad, etc.- a causa de una huelga de transporte público o por la escasez de combustibles. Ello revela que estos peruanos usan bicicleta como medio de transporte sólo cuando no hay micros y combis, es decir por necesidad...

Si nos transportamos por medio de micros y combis quedaremos sujetos a un chofer imprudente (con brevet made in Azangaro); corremos el riesgo de que un policía de transito intervenga a nuestro conductor para sacarle una coima, y mientras trancen perdemos tiempo; ni que decir si se nos cruza en nuestro camino la procesión del Señor de los Milagros, o una turba de huelguistas de construcción civil o los hinchas de Alianza Lima o la U.

Y si tenemos nuestro carro del año, comprado a cómodas letras equivalentes a nuestros años de vida, la cosa cambia. Pero, tendremos que portar licencia de conducir; un SOAT; y lo peor de todo, nos volveremos dependientes de comprar combustible (gasolina) que nos puede llevar a una dependencia extrema comparable a la de un adicto a la heroína.

Manejar bicicleta significa vivir una rica experiencia llena de posibilidades: placer, salud, economía, diversión e incluso podría convertirse como un medio para meditar y filosofar, ya que nos da libertad y autonomía personal (pensadores como José Ortega y Gasset y Gilles Deleuze han escrito sobre el tema). Y, desde un punto de vista económico ahorraremos dinero en pasajes; en cuanto a salud reduciremos los riesgos de sufrir un infarto (si somos constantes sacaremos “piernas” y adelgazaremos); y en cuanto a placer se trata, uno será capaz de vivir una experiencia casi similar como la que sintió Aladino con su alfombra mágica, algo así como flotar en el aire.

Para impulsar el uso de la bicicleta como medio de transporte, el gobierno (local, regional y nacional) deberá adoptar algunas condiciones mínimas: implementación de ciclo vías, estacionamientos para bicicletas, ordenar a los transportistas de servicio público, implementen sus vehículos para llevar bicicletas, etcétera. Nos preguntamos, ¿es mucho pedir todo ello si queremos de verdad cuidar nuestro medio ambiente y evitar el cambio climático?