sábado, 31 de agosto de 2013

Diez de la mañana



Levantarse de la cama a las ocho de la mañana, un día sábado, ya es un acto heroico. Ducharse, desayunar, lavar la loza (platos)... también lo es. Pues tuve que hacer todo esto para estar a las diez de la mañana en punto en la Biblioteca Municipal de Providencia, ya que si llego tarde, pues me quedo sin asiento para trabajar en la obra.

Ahora me encuentro en la Biblioteca intentando terminar la obra. Solo veo: paredes, mesas, luces, libros, sillas, computadores, baños, revistas, diarios, botellas de agua, relojes, letreros que dicen "silencio", teléfonos, niños, ancianos, adultos, jóvenes...

Ay! Esta obra siempre comienza, continua, interrumpe, entrampa, paraliza, avanza, pierde, encuentra, recupera, corre, sigue, descansa, y nunca termina...

Esta obra parece piedra, barro, masa, madera, metal, arena, cemento, plástico... a veces, es pasiva, otras, activa. Pero cuando quiere se vuelve rebelde, y "te domina como una mujer"...

La calma, el silencio, la serenidad, la astucia, la habilidad.... ¿dónde están?, ¿o será acaso que todo este tiempo han ido dominando poco a poco a la obra?