sábado, 28 de abril de 2012

Buscando un paragua


Por estas fechas (fines de abril), la gente en Santiago ya está sobre la marcha nuevamente (el trabajo, los hijos y la escuela, los estudios universitarios, etc.) después de unas deliciosas y calurosas vacaciones. Al mismo tiempo, por estas fechas, el clima en Santiago se vuelve muy raro y a la vez inocente. 

Digo raro porque muchos habrán notado –sin ánimos de exagerar- que hasta hace dos semanas la gente podía andar con chalas y short o una mini y un polito que muestra el ombligo. Esto, ahora, es imposible. Prueba de ello es la lluvia del día de ayer.
 
Eran las 4:00 p.m. y yo me encontraba en la Biblioteca de la universidad, preparando una clase que tenía a las 8:00 p.m. Cuando hice una pausa para ir en busca de una taza de café, me di cuenta que estaba lloviendo. Hasta ahí no me preocupe de nada, mejor dicho, preferí no pensar en ello hasta que saliera de la Biblioteca. Y llegado el momento (apróx. 7:30 p.m.) me di con la sorpresa que esa lluvia tan dulce  que yo veía desde los ventanales, ahora, no tenía un ápice de piedad en mojarme. Estaba sin paraguas. Estaba perdido. No tenía otra opción que dirigirme en esas condiciones hasta la estación de metro Los Héroes.
 
Una vez en clases, el frío estaba presente en mis pies y, también, en el rostro de mis alumnos. Tuvimos que hacer una pausa para ir en busca de café y poder continuar con las clases. Al terminar las clases ya había pasado la lluvia, y lo que hice apenas salí del recinto universitario fue ir en busca de un paraguas, por si volvía a llover.