jueves, 27 de noviembre de 2014

En la casa de Satchmo


Visitar una ciudad que lo tiene todo, éso significa, al mismo tiempo, que es imposible conocerlo todo. Cada rincón dice algo. Cada cruce de miradas habla algo. Cada lugar guarda algo, o al menos conserva algo. 

La gran manzana (NY) es una de aquellas ciudades que lo tiene todo, y que al mismo tiempo es difícil conocerlo todo. Esto lo supe, incluso, antes de viajar. Lo supe cuando leí una revista, y decía que ni los mismos neoyorquinos, lo conocen todo.

Ante estos casos, lo mejor es decidir, mal o bien, pero decidir. Eso es lo que hice en esos cuatro días: me limité solo a visitar solo algunos sitios guiado más por la curiosidad que por el libro de turismo. Pues así llegué a la casa-museo de Louis Armstrong, en el distrito de Queens.

Para llegar a la casa atravesé un barrio, en donde la mayoría de personas que vivían ahí, eran latinos. Eso quizás me hizo sentir casi como en casa. Pero me sentí más en casa cuando llegué a la casa de Louis. Justo ese día de agosto hubo un concierto-tributo, a Louis, por su cumpleaños.