viernes, 7 de octubre de 2011

Buscando a Felipe Mella


Es jueves seis de octubre y me encuentro rumbo a la escuela de Derecho de la Universidad de Chile, ubicada en la calle Pio Nono de Santiago. O, para ser más exactos, está ubicada a la altura “del límite de la plaza Italia para arriba y la plaza Italia para abajo”.
Mientras viajo en el metro estoy pensando en la reunión que tendré con Felipe Mella, y como son las 13:30 es inevitable que no pueda pensar en el almuerzo que me espera en casa.
Llego a la estación del metro Baquedano. Desciendo del tren. Mientras voy acercándome a la puerta de salida de la estación, veo que mucha gente ingresa de forma apresurada, algunos con los ojos llorosos, otros hablando rápido sin yo poder descifrar lo que dicen (más aún cuando el acento de los santiaguinos de por sí ya es difícil de comprender).
Estoy cerca de la plaza Italia y a medida que voy avanzando mi vista comienza a fallarme; mi respiración a agitarse; mi cuerpo a “cortarse”; mi cara a arderme. Mi sentidos dejan de responder a mi voluntad. Dejo de ser soberano de mi cuerpo; ya no soy yo este cuerpo o -al menos- este cuerpo no es el mismo el que salió de casa. Ahora este cuerpo es un objeto, una cosa, un organismo que pugna por vivir.
Son las bombas lacrimógenas las que me están matando, y muero sin poder ver mi muerte.


No hay comentarios: