viernes, 31 de octubre de 2008

CAUSAS JUSTAS E INJUSTAS


Una casona de la ciudad ha sido completamente destrozada, algunos teléfonos públicos han corrido la misma suerte, las labores escolares han sido suspendidas, el servicio de transporte público ha funcionado parcialmente, algunas calles son casi intransitables por las piedras que hay sobre ellas, la atención en algunas instituciones públicas y privadas se han paralizado, etcétera. ¿Cuál fue el motivo? “La huelga por el canon minero”.

Independientemente de las razones, a favor o en contra, de la huelga: ¿quién la legítima? ¿Quién responde por los daños ocasionados? ¿Era necesario hacer todo ello? ¿Quién se beneficia? ¿Quién se perjudica? ¿Qué es una causa justa? y ¿Qué es una causa injusta?

Los sectores populares son los que siempre salen a las calles cuando los políticos los necesitan. Pero cuando ellos necesitan de los políticos, éstos siempre les han dado la espalda. Y, para mala suerte, son los sectores populares los que más necesitan “llevar algo de comer a sus familias”. Muchos de ellos trabajan para vivir y viven para trabajar. Una huelga de varios días no les sirve para nada. Quizás solo les sirva para una sola cosa. Como desfogue, catarsis, purga de demonios internos.

La gente sale a protestar, hoy por el canon, ayer por la zona franca, mañana no sabemos cuál será el motivo. No dudamos que vuelva a salir para pedirle algo al Papá Estado. El Estado –para la mayoría- todavía sigue siendo quién vendrá a salvarnos de nuestras desgracias. Es como un Dios. Pero Dios no existe (tampoco lo mataron) solo existimos nosotros seres humanos de carne y hueso.

“El pueblo jamás será vencido”
Desde nuestra independencia (1821), como pueblo, siempre fuimos perdedores. Tuvieron que venir personas del extranjero para “liberarnos” de España. ¿Falta de unidad? No lo sabemos. Son los episodios tristes de nuestra historia. No muy lejos de nuestra realidad.

Nuestras heridas todavía no sanan: la guerra con Chile; la guerra interna del ‘80 y ‘90; la no clasificación al mundial de fútbol. Sin embargo, pese a todo ello, nos alegramos cuando nos pasamos la luz roja o cuando declaran feriado un día laborable. Nos enojamos cuando nos dicen que exportamos peruanos delincuentes. Nos alegra saber cuando un ídolo musical triunfa en el extranjero. Nos alegra cholear al cholo. Nadie quiere ser cholo en este país.

Quiero ser libre, pero eso no quiere decir que puedo quemar la casa de mi vecino. Luego mi vecino querrá meterme un plomazo. Y así esto será una carnicería sangrienta. Si quiero ser libre, tengo que liberarme de mis prejuicios, de las ilusiones impuestas por el Papá Estado. Liberarme de mis miedos, de todo lo que me ata.

“Obras de terror”
La gobernación ¿qué culpa tiene? Hoy, esta casona antigua, es una obra de terror. O mejor dicho, un museo. Decenas de personas se detienen ante tal obra de terror. Algunos la miran minuciosamente. Otros se asombran de la furia de la turba.

Quienes salieron ganando con la huelga fueron los medios de comunicación. Obtuvieron muchas escenas para alimentar el morbo de la gente (los huelguistas deberían cobrar regalías por ello). Está demás decir que más de un político, o un aspirante a “ser” político, saco provecho. Las huelgas están condenadas a ser un arma de los políticos. Ellos nunca podrán crear una estrategia de lucha. No les conviene. Prefieren sacrificar a los peones en las partidas de poder.

domingo, 26 de octubre de 2008

CUANDO TU ESTAS




Cuando vienes hacia mí
pareciera que caminaras sobre el aire,
te apoyas en mi hombro
y comienzas a cantarme tus sueños a mi oído

Y cuando te vas
una estrella me acompaña
para no perder el camino por donde te fuiste.



***

Te cuento mis locuras
y tu te ries de ellas,
y
cuando tu me cuentas tus locuras
yo lloro por ellas,
es dificil saber si esto siempre será así.

***
Todavia recuerdo cuando te conocí en aquel viaje
tu tan linda,
la figura de tu cuerpo
era la de una diosa en la tierra.

No pude hablarte de mi,
siempre terminaba hablandote
de lo que tu querías saber de mi
Tu
tan paciente y encantada
con todo lo que te decía...

***
Me regalaste un sueño
el cual no sé si vivo en él o fuera de él
desde ese entonces,
mi vida tiene otro sentido,
de locura,
soledad,
amargura.

***

Odio cuando me dijiste que eras mía
creo que fue ahí cuando deje de desearte,
quererte,
soñarte.
Tuviste, tu también, que odiarme
para que yo puediera volver a enarmorarme de ti

***

Ya no sé quien eres
ni quién soy yo,
cada palabra que pronuncias
parece la mía,
cada tropiezo tuyo
es también el mío

***
Ha pasado mucho tiempo
desde que dejaste de cantarme tus sueños a mi oído,
yo sigo soñándote,
tu sigues odiándome,
y
detras de todo ello
fue así como comenzamos a Amarnos.

sábado, 18 de octubre de 2008

"LA COLABORACIÓN"


Amigos y amigas, si aun no lo saben, me he mudado de casa. Y en el transcurso de la mudanza me sucedió algo anecdótico, que me gustaría contarles.
Para dicha mudanza no contrate a personas encargadas para dicho trabajo. Preferí hacerlo yo mismo, con la ayuda de un buen amigo. Hicimos la mudanza por la noche para evitar la mirada de curiosos.
Era, por fin, el último viaje. El auto parecía de un Ekeko. Las cosas estaban unas sobre otras en el techo del auto; en su interior había un desorden que yo, a las justas, lo entendía. En el trayecto del viaje un uniformado (policía), detuvo nuestra marcha.
Él se acerco hacia nosotros y me pidió los documentos del auto, a los que yo muy gentilmente le hice entrega. Todo estaba conforme. Luego, el uniformado me pidió una autorización para efectuar la mudanza (¡). A lo que yo le dije que no tenía ninguna autorización (¿por qué tendríamos que comunicar a la policía nuestra mudanza? ¿para evitar una presunta sospecha de robo?).
No tenía en ese momento ninguna autorización y el policía amenazaba con llevarme a una Comisaría. Salvo que yo "le colaborará con alguito".
Cuando me dijo eso sabía perfectamente que me estaba pediendo una coima. Pero me hice el "loco". Y le dije ¿What’s? Luego él me dijo que si le podría colaborar con un galón de combustible. Yo le dije que no tenía ni un cobre. Después me dijo que le diera lo que tenga. Cuando me dijo eso no sabía que hacer; me sentía como si el uniformado me estuviera asaltando. No me quedo otra cosa que decirle: Prefiero acompañarle a la Comisaría. Luego él procedió a hacerme entrega de mis documentos, y me dijo que prosiga mi marcha.
Mientras conducía mi Nissan Sunny del año del queque, mi amigo me preguntó si todo estaba Ok. Yo le dije que sí. Sin embargo, un sabor amargo me invadía: porque no le había dado el gusto de darle plata; porque me pareció muy criminal su actitud; por no haber sacado una autorización para hacer la mudanza...
Me puse a pensar si a mí, simple ciudadano, me piden una pequeña "colaboración", cuánto será la colaboración que les pidan a las empresas que tienen mucha plata. O viceversa, cuánto ofrecerán ésas empresas a las autoridades ¿US$ 100, 000 dolares, como la coima del Caso Petrogate - Quimper Herrera y Rómulo León? Difícil de saberlo, pero fácil sospecharlo.