jueves, 27 de noviembre de 2014

En la casa de Satchmo


Visitar una ciudad que lo tiene todo, éso significa, al mismo tiempo, que es imposible conocerlo todo. Cada rincón dice algo. Cada cruce de miradas habla algo. Cada lugar guarda algo, o al menos conserva algo. 

La gran manzana (NY) es una de aquellas ciudades que lo tiene todo, y que al mismo tiempo es difícil conocerlo todo. Esto lo supe, incluso, antes de viajar. Lo supe cuando leí una revista, y decía que ni los mismos neoyorquinos, lo conocen todo.

Ante estos casos, lo mejor es decidir, mal o bien, pero decidir. Eso es lo que hice en esos cuatro días: me limité solo a visitar solo algunos sitios guiado más por la curiosidad que por el libro de turismo. Pues así llegué a la casa-museo de Louis Armstrong, en el distrito de Queens.

Para llegar a la casa atravesé un barrio, en donde la mayoría de personas que vivían ahí, eran latinos. Eso quizás me hizo sentir casi como en casa. Pero me sentí más en casa cuando llegué a la casa de Louis. Justo ese día de agosto hubo un concierto-tributo, a Louis, por su cumpleaños.





jueves, 14 de agosto de 2014

EN LA CASA DE LA GRANDMA

La grandma tiene una casa de madera,
Y a su alrededor hay un huerto, varios árboles, un columpio, y muchos gatos blancos.
En la terraza de la casa hay asientos y un termómetro del tamaño de un reloj de pared.
Frente a la casa hay una vista al horizonte,
y en el medio de éste,
Campos de maíz,
Que por su color verde tostado,
Parece un piso intermedio entre el cielo y la tierra.

Dentro de la casa de la grandma
Siempre hay una taza de café amargo,
Y un delicioso blueberricoffeecake.


martes, 5 de agosto de 2014

EN EL DIA DE TU CUMPLEAÑOS

No te olvides que llegaste a la cinco de la mañana, y nadie te esperaba en el terminal de buses, excepto el invierno de la ciudad, y un taxista que te cobro el doble.
No te olvides de aquella tarde -casi ya de noche- en que te perdiste en las inmediaciones de la Estación Mapocho. Andabas con un Mapcity. Sin embargo, este no fue suficiente, y lo que realmente te ayudo fue aquel viejo que detuvo su marcha para decirte que la dirección que buscabas era otra diferente a la que te dirigías.
No te olvides que tus primeros amigos fueron una secretaria y una recepcionista de hostal. La primera suspendió su jornada de trabajo por un cuarto de hora para hablarte de la comida peruana, los Inkas, y otras “maravillas”. La segunda, más que una recepcionista, una amiga dispuesta a guiarte, para que sortearas sin muchos problemas, la vorágine de la ciudad.
No te olvides de aquel libro de cabecera (“El pez en el agua”) que fue el mejor remedio en un turbulento mes.
No te olvides de aquella primera biblioteca que encontraste en un paseo en el Parque Forestal, la cual te impresiono mucho, (casi hasta te da un infarto). Ahora la vez modesta; pero en aquel entonces, el solo pasear por sus estantes, y el solo tocar los libros con tus propias manos, te provocaron una especie de retorno al juego de la lectura. Ahora conoces otras bibliotecas, que tienen pisos y pisos de libros. Paseas entre sus estantes con la misma impresión de aquella primera vez; a veces, casi ni te sorprende, gracias, a aquella primera experiencia.
No te olvides de la comunidad flanerística, de los amigos y de aquellos humos, atravesados por preguntas acompañadas de muchas carcajadas. En esa comunidad, casi hermandad, el verdadero idioma era la fraternidad.
No te olvides de la señora Ardilla, y de aquellas conversaciones, pasada la medianoche, y de aquella vez en que desmitifico al Quijote leyéndote un poema de R. Dario.
No te olvides de tu primer trabajo (un oficio). Tenías horario de oficina, café express, un jefe bueno para nada, etc. Más allá de todas esas cosas –tienes que reconocerlo- tu trabajo era casi un premio. Efectivamente, vendías libros pero antes de venderlos tú los leías primero. Y como no mencionar a los compañeros de trabajo: dos argentinos y una persona que vino de España. Esta última, cómo decirlo, te hizo ver lo que significa ser extranjero en tu propia tierra. Sin esos compañeros tú trabajo habría devenido en una completa rutina.
No te olvides de los “carretes”. Entre ellos, aquel salón de baile para bailar salsa. Antes de encontrarlo, jurabas que solo volverías a bailar cuando regresaras al reino de Ancat. Menos mal que esa absurda idea duró poco tiempo, porque ahora bailas cuando tocan Chico Trujillo (como en aquel año nuevo con los Panchos).
No te olvides, ahora que estás de cumpleaños, del gran Santiago y de su aniversario (su cumpleaños). Tú no le regalaste nada, pero quizás él sí algo a ti. Saliste solo a la calle, y encontraste una mirada soñada.  
(…)
Recuerda todas estas cosas como un comienzo, un punto de partida, y ten presente aquellas palabras del poeta de Alejandría: Ítaca nunca te prometió nada. El viaje, y todo lo que aprendiste, es lo mejor lo que te pudo dar.


(foto: en el bar The Mill de Iowa City, no muy borracho, feliz de haber encontrado una rockola con música jazz).

lunes, 28 de julio de 2014

BUEN HUMOR PARA EL MAL TIEMPO

Planificas tu viaje, siempre, cuidando hasta los mínimos detalles. Tratas que las escalas no sean eternas. Llegas al aeropuerto no dos hora antes de tu vuelo, sino hasta tres horas antes, y no solo eso también tratas de recordar todas las horas locales de los países, en caso, que viajes al extranjero.

Lo que no puedes descartar, u olvidar, es que cada viaje que emprendes es casi como un juego, y muchas veces tú no eres el que tiras los dados; sino, a veces, el azar.

Tenía planeado llegar a Chicago a las 11:30 a.m. (hora local), pero el vuelo que me llevaba allí fue cancelado por el mal clima que había en Dallas. Antes de enterarme de aquella noticia, había pasado con éxito una engorrosa revisión migratoria y aduanera. Dallas era la ciudad en que arribaba mi vuelo desde Santiago. Quizás esto debería ser un asunto menor, sin embargo, no lo es cuando lo haces por primera vez. En algunos rostros veía una naturalidad durante el proceso de revisión: poner todas sus cosas (billetera, correa, celular, etc.) en una bandeja de plástico, y luego quitarte los zapatos –en mi caso, zapatillas- y atravesar descalzo por una maquina que me imagino es para saber si llevas drogas o armas.

Luego de la revisión migratoria y aduanera busqué la puerta de embarque de mi vuelo a Chicago. Es ahí cuando me entero que éste fue cancelado, por el mal tiempo. Efectivamente, aquí en Estado Unidos es verano, pero quien puede librarse o predecir fácilmente este tipo de situaciones climáticas. Desde el aeropuerto de Dallas podía ver el cielo nublado y la lluvia que había afuera. “Caballero, nomás” –me dije a mí mismo.



- Excuse me, do you speak spanish?
- No, I don’t. Sorry.

Si no hablas ingles en los Estados Unidos, literalmente, estás frito. En otras situaciones es más fácil arreglártelas con el idioma, como por ejemplo, en un restaurant. En cambio, cuando estás en medio de un problema, así sea pequeño o grande (como perder tu vuelo), las cosas cambian.

Se me acerca un señor, de unos 40 años, y me dice:

- Excuse me, Sir. Can I help you? I speak Spanish and English.
- Really?
- Yes.
- Of course, thank you so much.

No sé cómo se llama esta persona, lo único que sé es que tiene un acento mexicano, y habla un inglés fluido. Él estaba justo detrás mío, esperando su turno para que lo atiendan. Él me ayudo a solucionar la reprogramación de mí vuelo, y luego de esto me di cuenta que el asunto no era tan complicado como me lo imagine. Ahora no iba de Dallas a Chicago, sino más bien de Dallas a Miami, y después de allí a Chicago.

Mientras resolvía este pequeño inconveniente, Allison, ya estaba en Chicago, esperándome junto a su abuela y su tía. Llegué a Chicago a las 5:30 p.m., y luego emprendimos nuestro viaje rumbo a Iowa.


viernes, 25 de julio de 2014

RAGBRAI (I)

Viernes 25. En Iowa es verano, y éste está acompañado de summer rain (lluvias de verano). Según el reporte del tiempo (que algunas veces falla) hoy y los próximos días habrá mucha lluvia. Esto es raro para un sudamericano, y para un iowano es algo común.

Mientras llueve cientos de ciclistas se encuentran pedaleando en el RAGBRAI, desde el día lunes. Este año (2014) es la XLII versión de este famoso encuentro de amantes de la bicicleta. Decir “amantes de la bicicleta” no es algo gratuito, porque en el RAGBRAI no sólo participan ciclistas profesionales, sino tambien cualquier persona que guste de este deporte de dos ruedas: niños, jóvenes, adultos mayores.

El RAGBRAI es toda una tradición en Iowa.

Me imagino que en el RAGBRAI deben de haber muchas cosas interesantes, y pienso que la mejor forma de averiguarlo es yendo al mismo.  


Nota: las fotos son de la pagina del RAGBRAI. Ahi se pueden encontrar mas fotos, videos, y mucha informacion: http://ragbrai.com/2014/07/25/photos-waverly-to-independence/

Viajando por la "freeway"

Ayer llegamos a la casa de Grandma de Allison (alguna veces Allison la llama “Sexgrandma”). Viajamos desde Grimes (Des Moines) hasta Central City (Cedar Rapids), lugar en donde vive la Grandma Bonny. Afortunadamente, el viaje no fue tan pesado como la otra vez, en aquel entonces, había 35 grados de temperatura en la carretera 80. Además de eso, el día anterior habíamos ido con Allison a un matrimonio en donde tomamos, bailamos, comimos, etcétera (ahí pude practicar mi incipiente inglés, que dicho sea de paso más de uno me dijo que es bueno y se entiende).

El viaje duró dos horas y medias. Y lo que uno ve durante el viaje, además de autos y trailers, es mucho paisaje verde, mucho campo, mucho maíz y arboles. Iowa podría ser un pedazo de paraíso; o mejor dicho Iowa  es uno de los tantos sinónimos de aquella palabra.  

Llegamos a la casa de la grandma Bonny. Ella está en casa junto con Tracy y Tristan, ambos tía y primo de Allison. La grandma Bonny nos recibe con unos tacos mexicanos. También hay vino de Illonis. Nos reciben, sobre todo, con los brazos abiertos, y con mucho cariño. Quizás alguien se pregunte, porque nos reciben con tacos mexicanos y no, por ejemplo, con algo típico de este lugar. La respuesta es sencilla: la comida mexicana es la favorita de Allison.

He comido muchos tacos mexicanos, tanto así que ahora –por fin- puedo diferenciarlo de las enchiladas y las quesadillas, también mexicanas.


sábado, 19 de julio de 2014

Algo sobre On the Road

 El cuatro de julio, yo y Allison, organizamos una fiesta en la casa. El motivo: el día de la independencia de los Estados Unidos. La idea fue de Allison, yo lo único que hice fue apoyar aquella idea, porque siempre hay más de un motivo para hacer una fiesta, y quizás el motivo más importante es ver a nuestros viejos amigos.
Aquel dia cuando llegué a la fiesta, ésta ya había empezado. Y, como en toda fiesta, llega un momento en que a uno le da la impresión que todos hablan con todos. En esta ocasión, fácilmente, se mezclaba, el inglés con el español. Algunos gringos hablando español, algunos chilenos hablando inglés. No obstante la diferencia idiomática, más de uno se las ingenió para comunicarse, o mejor dicho, para hacerse entender con la otra persona (incluso apelando a recursos efectivos como el conquistar a la otra persona).

Recuerdo que ese día sonó tres canciones de The Doors: el encendido Light my fire; la casi psicodélica LA woman; y Riders on the storm.




En mis más de treinta años debo decir que no conozco mucho sobre Jim Morrison y menos se sobre los demás integrantes de aquella banda, tanto es así que por un momento pensé que ellos eran de Inglaterra. Ignorancia, hoy, superada. The Doors es de los Estados Unidos. Luego, y esto es una curiosidad de parte mía, encontré otras cosas mas: Jim además de hacer música escribió poesía; murió muy joven (la mayoría dice por una sobre dosis); fue un lector de Jack Kerouac, poeta beat, fue el primero quien empleo la palabra beat para hacer una referencia a un cambio en la literatura norteamericana, o al cambio que él junto a otros escritores (entre ellos, Allen Ginsberg) estaban realizando a la literatura.

Más temprano que tarde, On the Road de Kerouac llegó a mis manos. El libro lo encontré a tres cuadras de mi casa. El libro no lo estoy leyendo en el idioma original (inglés) sino en una traducción al español de la editorial Anagrama. El traductor, Martín Lendínez, no obstante de adaptarlo a un español madrileño o al español que uno escucha en TVE, logra captar casi todas las emociones del libro, porque desde las primeras páginas uno ya es capturado por la prosa de Kerouac. Es más, uno, no necesita hacer mucho esfuerzo para seguir o captar las imágenes que el autor va desarrollando o mencionando. Hago esta referencia porque el mismo Kerouac cuando publico por primera vez esta novela (1957), era dificil de entender para los mismo lectores de habla inglesa.

En las primeras paginas de On the Road encontramos lo siguiente: “Pero entonces bailaban por las calles como peonzas enloquecidas, y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente nunca bosteza no habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz y todo el mundo suelta un <>”.
Cuando vuelvo a escuchar LA Woman es casi como tener la misma sensación de estar leyendo On the Road, y quizás esto sea algo nuevo que voy descubriendo de The Doors.




domingo, 27 de abril de 2014

Se fue la tesis



Exactamente no sé cuántos libros haya leído para hacer mi tesis de magíster. Creo que fueron pocos (menos de los que figuran en la foto). Lo cierto es que releí bastante esos pocos libros. También conversé mucho con los amigos sobre la tesis. Cada conversación, indirectamente, me ayudaba a aclarar mis ideas, y en el mejor de los casos despejar dudas. Creo, sí, que la tesis pueda que tenga un autor, pero ésta está hecha por muchas personas.

Así como hay libros también hay otras cosas que acompañan en el largo -y a veces penoso- camino de la tesis, una de esas cosas es la música. Podría destacar a Lou Reed, y el siguiente tema:



Pd.- Aunque ya lo haya dicho, en varias ocasiones, debo agradecer a: a los amigos, a la ñusta, a la familia, los camaradas, a los bibliotecarios, a las secretarias, a los profes, a los correctores, a los evaluadores...