miércoles, 5 de enero de 2011

La biblioteca de don Juan

Quizás sea difícil recordar cuando fue la primera vez que compramos un libro por decisión propia, y no por obligación (como sucede en el colegio). De igual modo, cuando fue la primera vez que pusimos un pie en una biblioteca. Creo más bien que lo que perdura en el tiempo es el recuerdo de haber encontrado aquel libro ansiado que tanto buscamos, ya sea en una librería o una biblioteca.

Hablando de recuerdos, la primera vez que visité una biblioteca fue cuando salí del colegio, tenía 16 años, no andaba muy motivado para extensas lecturas (novelas), prefería leer poemas o comic. Sin embargo, gracias al encuentro de unos amigos me acerqué a la filosofía y la literatura. Y es ahí en donde comienzo a frecuentar la Biblioteca del Instituto Nacional de Cultura de Tacna, ubicada entre las calles Bolivar y Apurimac, en pleno centro de la ciudad.

Entre otras cosas, esta Biblioteca es muy modesta, en cuanto a material bibliográfico se refiere, y no sólo eso, el personal que atiende al público más que invitar a la lectura, algunas veces, espanta. Pero había una excepción, era un señor de mediana estatura, ojos tristes, voz calmada, de unos 58 años, su nombre, Juan Zegarra, más conocido por los lectores como “Juanito”.

Recuerdo que algunas veces yo iba a la biblioteca solo por las tardes, no porque a esa hora era más digerible las lecturas sino porque Juanito atendía en ese turno. Esto implicaba, aparte de recibir una buena atención, que podía consultar hasta tres libros al mismo tiempo, además de recibir sugerencias en mi búsqueda. Esto era casi imposible hacerlo cuando atendía el otro personal (unas señoras mayores con “cara de pocos amigos”).

Muchas veces me preguntaba a qué se debía la poca cantidad de lectores que visitaba esta biblioteca, y la primera respuesta que se me venía a la mente era porque a la gente no le gustaba leer o no lo consideraba una prioridad al igual que la comida y el trabajo. Pero esta explicación -si bien tiene algo de cierto- es muy sencilla y vaga. Creo que hay otros factores que van desde la precariedad de los recursos materiales y humanos hasta la ausencia de una política de Estado que fomente la lectura en todos los sectores de nuestra sociedad; pero también considero que un factor es la mala atención que se brinda al lector. Los lectores que frecuentábamos aquella biblioteca sabíamos perfectamente que no había un mínimo interés en fomentar la lectura en el quehacer diario del personal que atendía al público. Este mal no sólo pasa en Tacna, es algo generalizado en todo el país, salvo honrosas excepciones.

La semana pasada –todavía 2010- he visitado la Biblioteca de Tacna, después de casi dos años. Veo mejoras en cuanto a infraestructura. Hay un catálogo de libros computarizado que facilita enormemente la búsqueda de libros, antes uno tenía que buscar en ficheros borrosos y amarillentos, muchas veces con poco éxito.

En una esquina del mesón de atención al público veo a Juanito, quien no ha cambiado casi nada, me acerco a él, y se sorprende de mi presencia, parece que me había olvidado al igual que a muchos otros lectores, que seguramente los considera como aves de paso que solo se detienen por unas horas para saborear literatura, poesía, historia, filosofía, etc., y luego continuar con su viaje. Converso con Juanito y en eso me da la fatal noticia: “ya no trabajaré más en la biblioteca”. Hoy es su último día, ya que le han comunicado desde Lima su paso a las filas de los jubilados. Yo me quedo atónito sin saber decir algo, siento que mi presencia, más que una visita es una despedida.

Juanito me dice en voz baja -para no interrumpir a los lectores-: “He servido a los lectores de esta biblioteca en todo lo que ha estado a mi alcance. Ese ha sido mi trabajo todos estos 30 años”. Antes de responderle, miro sus ojos tristes y le digo: “Cierto. Lo he comprobado cada vez que he sido atendido por usted”. Adiós Juanito.

Tacna diciembre, 2010

2 comentarios:

Anónimo dijo...

NUNCA HE IDO A ESA BIBLIOTECA, MÁS SI A LA DE LA CASA BASADRE, Y EL CASO ES PARECIDO. POR LO DE JUAN ZEGARRA, UNA PERDIDA PARA LOS LECTORES DE ESA BIBLIOTECA, ESTOS PERSONAJES URBANOS TE MARCAN....

Alex Choquemamani dijo...

Hola Fredo:
Gracias por tu comentario. Definitivamente es una pérdida. Ahora bien, creo yo, que no hay que esperar que vengan más "juanitos", es decir personas con buen ánimo de atención. No. Creo que debemos de exigir un buen trato, y denunciar el maltrato, dado que la cultura es un derecho y no un favor.