domingo, 5 de diciembre de 2010

SER MORADA

Estaba desnuda en su habitación y añoraba las caricias de su pareja, quien recién se había ido.
Era rubia y alta, con unos ojos azules muy profundos. Se levantó, saliendo de las sábanas con olor a sexo riguroso. Estaba contenta. Fue al baño, dándose allí cuenta que uno de sus grandes y redondos pechos estaba morado. Recordó inmediatamente la pasión de Lito.
En la calle, a dos cuadras, Lito caminaba bajo la luz de los faroles, al retorno, factor que Hina desconocía.
Al día siguiente llegó nuevamente el jovencito, se sacó el uniforme azul, colgó la gorra de tres estrellas doradas y encendió un cigarrillo. Mientras tanto Hina, tan solo vestida con una bata de seda negra, se servía un whisky Famouse Grouse acompañado de unos finos canapés.
En su habitación estaba feliz siendo nuevamente morada.

Luis Alberto Franke, "Ser Morada", Ediciones Alto Voltaje, Chile, 2003, pág.13

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