domingo, 12 de diciembre de 2010

800º

Esta semana una tragedía ha enlutado a más de 81 familias chilenas, y me estoy refiriendo al incendio de la Cárcel de San Miguel (Santiago), en donde murieron quemados, sobre 800º c., 81 personas privadas de libertad. El tema ha estado presente en todos los medios de comunicación y en la agenda del gobierno de Sebastian Piñera. Como algunos ya lo sospecharan, hay un lugar común sobre este tema. Por ejemplo: "la crisis del sistema penitenciario". (Foucault diría que la cárcel no fracasa, si no que triunfa porque eso es lo que se le pide).

Si hay un lugar en el derecho -o los derechos humanos- en donde se pueda ver la fragilidad del hombre y sus instituciones, es en la cárcel. Es una de las mayores contradicciones, y a la vez una de las zonas en donde la violencia, ya sea desde la sociedad hacia la cárcel o viceversa, se expresa con cinismo o hipocrecia.

Eugenio Raúl Zaffaroni, jurista argentino, ha dicho con acierto, sobre la cárcel, lo siguiente: "no se puede enseñar a una persona a jugar fútbol en un ascensor".

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