sábado, 3 de noviembre de 2012

Al día siguiente de la celebración del Descubrimiento de América (12 de octubre), comenzaba un encuentro de músicos cultivadores de la música andina de Sudamérica, estos músicos, por sus instrumentos, son conocidos como "Lakitas". Hubo bandas de Iquique, La Serena, Santiago y  Buenos Aires. La fiesta se realizó en el Cerro Blanco de Santiago, duro dos días, y los que participamos en dicha fiesta seguimos celebrando de esta fiesta andina, pero en nuestros corazones.


ritual del pago a la pachamama

 noche de bienvenida al 4to. encuentro de música andina, Lakitas

segundo día de fiesta (8:00 a.m.) 

hermanos lakitas de Argentina

Pancha, Pancho y un músico despidiéndose antes de partir

 músico andino


Conversaciones franciscanas


“Uno cocina mejor en su propia cocina”, dice Pancha. Encuentro tan acertada la frase de Pancha, que dejo solo a Francisco a cargo del almuerzo, ya que estamos reunidos en su departamento. Mientras tanto sigo conversando con Pancha sobre el libro de José Ortega y Gasset, “La rebelión de las masas”. Dicho libro, cuando lo leí, en mis tiempos de estudiante de derecho, me gusto mucho, incluso pensé que la sociedad peruana podría ser perfectamente un “hombre-masa”.

Hace poco lo releí atentamente el libro, y encontré cosas que ahora, sinceramente, me causan rubor el no haberme dado cuenta cuando lo leí por primera vez (por ejemplo, cuando don Pepe señala “las masas gozan de los placeres y usan los utensilios inventados por los grupos selectos y que antes sólo éstos usufructuaban”). Ahora bien, si contrastamos este libro con otro, por ejemplo, “La misión de la universidad”, encontraremos muchos puntos acertados, como la crítica a la “especialización” en la formación universitaria, en desmedro de una formación integral que incluya como pieza clave a las humanidades.

Entre comentarios, críticas y risas, llegamos a la conclusión que a Ortega hay que leerlo con atención y cuidado, (y creo que esto se puede extender a cualquier otro autor). Y yo añado, aunque parezca una defensa, que en habla hispana, en las décadas del 20 y 30, Ortega jugó un papel importante en la filosofía, prueba de ello es la fundación de la “Revista de Occidente”, en donde desfilaban muchos autores europeos y sus obras sobre filosofía, política, historia y literatura. Es decir, hizo un aporte en la difusión de ideas, tanto propias como de otros; “La Rebelión de las masas” apenas representa un parte de su obra.

Está, por fin, listo el almuerzo. Dejamos la filosofía y hablamos otros temas. Encuentro exquisitos los tallarines o, quizás, la compañía de dos grandes amigos y la conversación nos hacen olvidar de todo o son un ingrediente más del almuerzo.  

martes, 2 de octubre de 2012

El profesor y Nueva York

Ha pasado más de una hora y me doy cuenta que el profesor no tiene una pauta de su clase. Sólo improvisa y se dispersa, y a ratos se ríe de sí mismo y de los demás. Luego dice “¿hay preguntas?” Pues claro que las hay, pero estas son igual de dispersas que las clases del profesor porque cada estudiante pregunta lo que “más” le interesa, y no preguntan algo que pueda interesar a toda la clase.

La clase está a punto de terminar, y esto puede parecer un gran alivio o una decepción, por las expectativas generadas. Sin embargo, ocurre algo muy extraño, el profesor comienza a recomendarnos una lista de libros para leer. Aquí, al menos, es ordenado y preciso porque justifica cada libro y a su respectivo autor. Destaca lo más importante, y lo relaciona con nuestra clase. La única pregunta que tengo en mi cabeza en este momento es: ¿por qué no comenzó la clase así de claro y ordenado? No obstante, ahora, eso no importa, la lista es buena y salva en algo la alicaída reputación del profesor.

Hoy encontré uno de los libros sugeridos, y miren lo que encontré, una breve, sencilla, y particular forma de hablar sobre una ciudad.

"Es un mito; la ciudad, los cuartos y las ventanas, las calles que escupen vapor; un mito diferente para todos y para cada uno, una cabeza de ídolo con ojos de semáforo, que va haciendo guiños de un verde tierno o de un rojo cínico.

A esta isla –flota en el agua dulce como un témpano diamantino- llámala Nueva York, o dale el nombre que quieras; éste apenas si importa porque quien entra en ella desde la realidad mayor que es cualquier otra parte va sólo en pos de una ciudad, de un lugar donde esconderse, donde perderse o encontrarse a sí mismo, donde construir un sueño en el que pruebas que tal vez, después de todo, no eres un patito feo, sino un ser maravilloso y digno de amor, como lo pensaste cuando te sentabas en el porche frente al cual pasaban los Fords; como lo pensaste cuando planeabas tu búsqueda de una ciudad."

Truman Capote, “Nueva York” (Color local)      


 

jueves, 6 de septiembre de 2012

Escribir Vs. no escribir



Saber que será mala la obra que nunca estará acabada. Peor, empero que ella, será la que nunca se empiece a escribir. La que se inicia queda, al menos, iniciada. Será pobre pero real, como la planta mezquina en la maceta única de mi vecina inválida. Esa planta es su alegría, y a veces también la mía. Lo que escribo, aún sabiendo que es malo, puede sin embargo dar unos momentos de distracción de lo peor a uno u otro espíritu apenado o triste. Eso me basta o no me basta, pero de algún modo sirve, y así es toda la vida.

Fernando Pessoa, Libro del desasosiego.

lunes, 13 de agosto de 2012

Diario educar (fragmento)


Una de la primeras crónicas de este blog está dedicada a Constantino Carvallo Rey (+), filósofo y educador peruano. Después de tres años que vuelvo a tomar su libro "Diario Educar. Tribulaciones de un maestro desarmado",  he encontrado la misma frescura que cuando lo leí por primera vez e, incluso, mucho tiempo atrás, cuando lo escuché por primera vez en una entrevista televisiva (La ventana indiscreta), hace más de ocho años.

El libro, tal como lo indica su título, es el diario de un maestro que, no obstante las adversidades del medio educativo peruano, fue perseverante en su lucha por una educación en libertad, ausente de toda doctrina o dogma. La única manera de conseguir tan noble fin era creando su propio colegio. Y así lo hizo, creó "Los Reyes Rojos" (nombre de un poema de Eguren), en donde los alumnos provenían de diversos sectores sociales, es decir, no había un perfil de postulante cerrado. Tuve conocimiento que pasaron por ese colegio jóvenes de sectores populares (algunos de ellos, años después se destacaron en el fútbol profesional, como es el caso del "foquita farfán").

Hecho este breve esbozo quiero citar un líneas del libro que trata sobre el deporte. Espero que les guste.

"Hay que hacer la diferencia. La educación física por un lado, el deporte por el otro. Porque la educación física puede desarrollar la velocidad, la coordinación o la potencia. El deporte, en cambio, educa la virtud, el carácter, la moralidad.

La moralidad es ley y es, también vigor. Ley significa control, vigor es resistencia. Tener moral es ser capaz de crear y obedecer la ley, someterse voluntariamente a un orden que nos hace verdaderamente libres. Una ley que no es solo el reglamento del deporte, sino la orden que nos damos para controlar la ira o la rabia, el control que tenemos sobre nosotros mismos y que nos permite mantener siempre la atención y la concentración.

Tener resistencia es enfrentar la adversidad sin caer en la desesperanza o la negatividad. La moral es también una fuerza que impide que decaigamos en la lucha, aunque nada permite ya suponer el triunfo. La palabra virtud significa eso: fuerza. Así el deporte no enseña, como difícilmente puede hacerlo el salón de clases, a creer, a tener confianza en los recursos propios, una confianza que, a esa edad, se relaciona directamente con la tolerancia que muestra quienes deben corregirnos el error.

Además, el deportista auténtico ama el obstáculo que lo separa del triunfo. El ciclista sabe que la montaña es lo que le permite alcanzar su fin."

"Diario Educar. Tribulaciones de un maestro desarmado". página 172.







viernes, 10 de agosto de 2012

Una raya más al tigre


No sabía nada de la comunidad nativa de los Boras hasta que salió el escándalo de Chilevisión. Estoy seguro que a muchos peruanos como yo les ha pasado lo mismo con este asunto. Conocemos muy poco el “Perú profundo” hasta que un extraño habla o toca lo nuestro. Y si ese extraño es algún vecino en particular, nos exaltamos. Pregunta: ¿desde cuándo somos fieles defensores de los Boras?

Al margen de la licitud de los comentarios de la gente Chilevisión, todo esto, una vez más, pone de manifiesto nuestra endeble personalidad. Para ir al grano: si alguien de nosotros se burla o mofa de otro (sea bora, aguaruna, quechua, aymara, etc.), a nuestra vista y paciencia, hacemos de la vista gorda o, mejor dicho, nos hacemos los locos. Pero, ¿si es el vecino? Oh sorpresa! Ahí sí cambia el asunto y cambia también el color de nuestro rostro, nos ponemos rojos, verdes, morados, es decir, nos indignamos.

Estoy de acuerdo que hubo una actitud desmesurada por parte de la farándula chilevisionsense con los Boras. Algunos adjetivos utilizados (piojosos, por ejemplo) son poco halagadores, sin embargo, hay que precisar que esto se da en un ámbito informal, por no decir farandulero. No obstante, no la justifica.

Más allá del asunto creo que un mínimo de autocrítica y una pisca de humor, para ambos, no caería nada mal. El mundo no terminan con este hecho, sino más bien debe continuar, como en toda familia.


martes, 7 de agosto de 2012

Un cumpleaños más


Cuando descendí del bus, luego de haber viajado por más de treinta horas, sentí un frío intenso. Eran las cinco de las mañana de un miércoles cinco de agosto. El único recibimiento que tuve fue el invierno santiaguino.

Luego tomé un taxi con dirección al hostal que había reservado antes de viajar. El conductor de inmediato supo que era extranjero, quizás por el acento de mi voz, pensé yo; lo cual no me pareció raro, hasta que pagué una fortuna por la carrera del taxi (meses después comprobé que el hostal estaba cerca y que caminando me salía “a cuenta”).

Han pasado tres años desde aquel entonces. Ahora, cada vez que viajo si bien aún nadie me recibe al menos alguien me despide; ya no tomo taxi, ahora uso bicicleta; el invierno santiaguino ya no lo veo tan cruel, quizás ello sea por aquella lluvia que limpia el cielo y me regala una hermosa vista de la Cordillera de los Andes bañada de nieve. Ya no tomó mucha cerveza ni bailo salsa, pero puedo pasarme toda la noche conversando con una, dos, tres… botellas de vino; ya no hay almuerzo listo a mi llegada del trabajo, ahora yo lo preparo de manera religiosa tres veces a la semana porque es mi técnica de yoga; ya no voy a la “tienda” de la vieja de la esquina, ahora voy al supermercado y ahí me encuentro y converso con mis vecinos sobre fútbol, cocina, farándula.

Todo esto podría parecer imaginación mía, pero es parte de la realidad de mi vida como “santiaguino”. No la odio, pero tampoco la disfruto las veinticuatro horas del día. Hay de todo, hasta para escribir estas líneas sobre mi experiencia en estos tres años en el gran Santiago. 



viernes, 3 de agosto de 2012

París y Vargas Llosa

He visto (y leído) varias entrevistas a Mario Vargas Llosa, en todas estas siempre hay algo interesante a recoger o destacar, ya sea sobre literatura, política, arte, cine, entre otros temas. En la siguiente entrevista hay aspectos relacionados a la llegada de Vargas Llosa a París en la década de los '60. Entre otros temas, puedo destacar: la lucha por encontrar un espacio para la creatividad, es decir, el buscar un ambiente propicio para la escritura, y vaya que Vargas Llosa lo encontró, ya que fue en París en donde comenzó a escribir "La ciudad y los perros", "La casa verde", "Conversación en la catedral".


miércoles, 13 de junio de 2012

Otra más sobre: "La sociedad del espectáculo"


Se llama Jorge Volpi, tiene 43 años y es de México. Más allá de esos datos biográficos, lo que me interesa es resaltar algunos puntos de su crítica al reciente libro de Vargas Llosa (La sociedad del espectáculo).
Volpi señala que VLL tiene una añoranza por el pasado, en donde la cultura no era aún espectáculo, sin embargo, no niega que efectivamente existe hoy una sociedad del espectáculo. Creo que no hace falta tener 80 años para darse cuenta que hoy la cultura no ocupa un lugar importante. Esto lo puede diagnosticar cualquier persona con mínimo de sentido común. Y si es necesario contrastar esta afirmación, pues basta prender la televisión.
El que alguien critique a su entorno cultural no necesariamente hay que entenderlo, como en el presente caso, como sinónimo de “todo lo pasado fue mejor” y, por tanto, regresemos al pasado, ya que esto – y aquí Volpi y VLL pueden estar de acuerdo- es imposible. La función de la crítica no es construir ni destruir, es más que todo mostrar algo, ofrecer una mirada, a algo que lo vemos como normal hasta que es criticada.
Es más fácil decir que antes eran mejor las cosas (si efectivamente lo fue así), lo difícil es aceptar el presente, con sus pros y contras. A final de cuentas, sea cual sea la época, ésta siempre estará sellada con nuestra (imperfecta) humanidad.


jueves, 17 de mayo de 2012

caminatas de otoño

En varias oportunidades señalé que manejar bicicleta nos trae muchos beneficios, desde físicos hasta psicológicos. Pero creo que hay cosas que nos perdemos por manejar bicicleta.

Hace unos días tuve un ligero dolor en la muñeca de mi mano izquierda por un mal movimiento, esto me llevo a suspender el uso de la bicicleta. Todos estos días, entonces, he caminado mucho, ya que muchos de los lugares los que frecuento (la universidad, la biblioteca, el supermercado, el centro de llamados, por ejemplo) me quedan muy cerca de mi casa. Hoy pude percibir camino a mi casa las hojas secas de los árboles; mirar de frente a las personas; observar con más detenimiento lugares a los que yo pasaba en bicicleta sin percatarme de los detales, etc.

Ahora puedo confirmar que caminar -igual- trae ventajas; como bien una vez me lo dijo un amigo que quería viajar a pie.




sábado, 28 de abril de 2012

Buscando un paragua


Por estas fechas (fines de abril), la gente en Santiago ya está sobre la marcha nuevamente (el trabajo, los hijos y la escuela, los estudios universitarios, etc.) después de unas deliciosas y calurosas vacaciones. Al mismo tiempo, por estas fechas, el clima en Santiago se vuelve muy raro y a la vez inocente. 

Digo raro porque muchos habrán notado –sin ánimos de exagerar- que hasta hace dos semanas la gente podía andar con chalas y short o una mini y un polito que muestra el ombligo. Esto, ahora, es imposible. Prueba de ello es la lluvia del día de ayer.
 
Eran las 4:00 p.m. y yo me encontraba en la Biblioteca de la universidad, preparando una clase que tenía a las 8:00 p.m. Cuando hice una pausa para ir en busca de una taza de café, me di cuenta que estaba lloviendo. Hasta ahí no me preocupe de nada, mejor dicho, preferí no pensar en ello hasta que saliera de la Biblioteca. Y llegado el momento (apróx. 7:30 p.m.) me di con la sorpresa que esa lluvia tan dulce  que yo veía desde los ventanales, ahora, no tenía un ápice de piedad en mojarme. Estaba sin paraguas. Estaba perdido. No tenía otra opción que dirigirme en esas condiciones hasta la estación de metro Los Héroes.
 
Una vez en clases, el frío estaba presente en mis pies y, también, en el rostro de mis alumnos. Tuvimos que hacer una pausa para ir en busca de café y poder continuar con las clases. Al terminar las clases ya había pasado la lluvia, y lo que hice apenas salí del recinto universitario fue ir en busca de un paraguas, por si volvía a llover.


viernes, 16 de marzo de 2012

Mario y los ochenta años de Jorge

Hoy Mario Vargas Llosa está otra vez en el gran Santiago. Cada vez que viene trato de estar presente para escucharlo hablar de literatura, política, historia, y sobre todo de sus recuerdos del Perú. Pero en esta oportunidad el motivo principal de su visita fue el homenaje que organizó el Centro de Estudios Públicos de Santiago al escritor chileno Jorge Edwards por sus 80 años de vida. Por tanto la tarde de hoy estuvo llena de anécdotas, experiencias, ocurrencias, relacionadas a la vida y obra de Jorge Edwards.

Se habló de pintura y literatura; el ensayo y la crónica; museos y conciertos; Europa y América, y otros tantos temas que me es difícil describirlos todos estos aquí. Sin embargo, me quedo con un dato que me llamo mucho la atención. La abuela de Vargas Llosa (Mamae), nació en Tacna, era muy aficionada a la pintura, y tuvo como maestro a Modesto Molina. Este pequeño dato, me hizo sentir –una vez más- un profundo cariño y privilegio de haber nacido en Tacna.

Por primera vez en mi vida tuve la oportunidad de hacerle una pregunta en público a Vargas Llosa –que también fue dirigida a Jorge Edwards. Pero antes de formularla, me vi en la imperiosa necesidad de traer a colación algo relacionado a la Guerra del Pacífico, que consiste en una declaración abierta sobre este trágico hecho para la historia de América Latina, en donde Mario y Jorge y otros intelectuales de Chile y perú manifiestaron su rechazo a ese falso patriotismo que se estaba dando en junio de 1979, con motivo de los 100 años de la Guerra del Pacífico. En resumidas cuentas, estos intelectuales (escritores, artistas, abogados, docentes, etc.) tuvieron el valor y el coraje de denunciar ese chauvinismo que acabo de mencionar, e invocaron la unidad entre Perú y Chile para derrotar a los principales enemigos de una sociedad: el subdesarrollo, la demagogia y el autoritarismo. Obviamente las repercusiones de esta declaración no fueron dulces, sino más bien hubieron rencores propio de mentes ancladas en el pasado y el resentimiento. 

A continuación reproduzco de forma integra dicho documento que fue publicado en el libro “Contra viento y marea (1962-1982)”,  de Vargas Llosa.




Declaración sobre la guerra del pacífico

Hace cien años tuvo lugar entre nuestros países una guerra que causo terribles daños materiales y morales a nuestros pueblos y los empobreció y ensangrentó por razones que muchas veces desconocían o apenas podían entender las humildes poblaciones que fueron víctimas de las batallas y de las violencias y horrores que entraña toda contienda bélica.

Nosotros, intelectuales, artistas y científicos peruanos y chilenos queremos conmemorar este centenario proclamando, ante nuestros respectivos países y ante el mundo, nuestra voluntad de obrar decididamente para que Chile, Perú y todos los pueblos de América vivan siempre en paz y amistad y nunca vuelva a surgir entre nosotros una guerra, en la que no habría vencedores ni vencidos, sino, de ambos lados, una auténtica hecatombe y un mismo retraso en la guerra verdaderamente importante que deben de ganar nuestros pueblos contra el hambre, la ignorancia, la desocupación, la falta de democracia y de libertad. Esta guerra sólo podemos ganarla unidos, luchando solidariamente contra quienes pretenden enemistarnos y obstaculizar nuestro progreso. Los países desarrollados del mundo han olvidado guerras y conflictos mucho más recientes, derrotas humillantes y sangrientas victorias, y han demostrado que pueden fundar una solidaridad concreta, reconstruirse después de una contienda ruinosa y avanzar en común.

No queremos que se reabran viejas heridas o se aticen enconos que conducen a emplear en armamentos recursos que necesitan con urgencia la educación, la salud, la economía y el trabajo y a poner dificultades al retorno a la vida constitucional y democrática que anhelan peruanos y chilenos, por igual, para nuestros países y para toda América Latina.

Hacemos una invocación para que el centenario de este episodio doloroso sirva para robustecer nuestra voluntad de ver desterrados para siempre el odio y la violencia de América Latina. El conocimiento del pasado debe servirnos para impedir que se repita.




Mario Vargas Llosa, escritor.

Mario Alzamora Valdez, jurista.

Fernando de Szyszlo, pintor.

Carlos Monge Casinelli, médico.

Felipe Ortiz de Zevallos, economista.

Harold Griffiths Escardó, sacerdote.

José Miguel Oviedo, profesor y crítico.

Blanca varela, poetisa.

Carlos Rodríguez Saavedra, crítico de arte.

Francisco Miro Quesada, filósofo.

José A. Encinas del Pando, consultor en economía internacional.

Frederick Cooper Llosa, arquitecto.

Lima, junio 1979



Jorge Edwards, escritor.

Nicanor Parra, poeta, matemático.

Luis Sánchez Latorre, escritor, presidente de la sociedad de escritores de Chile.

Roque Esteban Scarpa, escritor.

Beltrán Villegas M., sacerdote.

Edgardo Boeninger K., economista, ex rector Universidad de Chile.

Juan Gomez Millas, filósofo, ex rector Universidad de Chile.

Jaime Castillo V., filósofo y abogado.

Jorge Millas, filósofo, decano de la Universidad Austral.

Joaquín Luco, médico, premio nacional de ciencias.

Igor Saavedra, físico.

Santiago, Junio 1979

sábado, 10 de marzo de 2012

Tacna por diez días (I)




Después de treinta horas de viaje, Santiago-Arica, y una vez cruzada la frontera, estoy de vuelta en Tacna. Mi Tacna querida. Mi hermana Olinda, muy cariñosa y atenta, me recibe en casa con un gran abrazo y un “Ají de Gallina” sobre la mesa. A las pocas horas llega mi hermano Willy con Beto, su hijo menor, y me invitan a dar un pequeño paseo, no exactamente por el centro de la ciudad, sino a cumplir una faena de trabajo. Dado que es una invitación, la acepto con gusto. Con estas pequeñas pero significantes cosas, por fin, siento esa alegría que muchas veces llamamos “calor de familia”.

Al día siguiente, no puedo empezar el día de otra forma que tomar mi bicicleta y dar un paseo por la ciudad. Recorrer su larga avenida Bolognesi, ver sus altas palmeras datileras con sus sueltas hojas, pasear por la alameda, identificar poco a poco algunos lugares (la casa embrujada, la universidad Jorge Basadre, la parroquia Espíritu Santo, etc.), escuchar el sonido estruendoso de los viejos microbuses, entre otras cosas, ya me hacen sentir a Tacna.

Sigo mi paseo y veo que la ciudad está mejor señalizada (al menos en el centro de la ciudad), hay semáforos peatonales, en sí, Tacna, esta mañana, luce hermosa y fresca. Me siento plenamente complacido pasear en bicicleta y notar que casi no ha cambiado nada (salvo los nuevos semáforos).

Al entrar a la calle Arica, rumbo a la universidad Jorge Basadre, veo a uno de mis vecinos de mi barrio, estoy a punto de saludarlo, pero desisto, ya que, por un lado, imagino que a estas horas de la mañana (7:50 a.m.) él está camino a su trabajo y, por otro lado, yo no tengo muchas ganas de conversar, prefiero solo contemplar la ciudad en bicicleta.  

martes, 6 de marzo de 2012

visita al Rey de la Milanesa


Ayer, junto a mis amigos de Bicipaseos Patrimoniales (Nicolas, Claudia, Pamela) tuve la oportunidad de visitar al Rey de la Milanesa del gran Santiago, quien nos dedico parte de su preciado tiempo para hablarnos de su reinado.

Juan Arriagada García viaja en 1974 a Buenos Aires. Uno de los motivos fue el buscar un mejor porvenir, dada la inestabilidad política que se vivía en el país (golpe militar). Trabajó haciendo muchas cosas; comenzó, primero, vendiendo libros, discos, hasta, luego, tener su propio restaurant, que se llamaba “Capablanca” (Juan es un apasionado por el Ajedrez). Para ese entonces (1985), ya estaba con toda su familia en Buenos Aires. Su esposa y compañera de toda la vida, Elena Gajardo, fue quien impulso la idea de ofrecer la famosa “milanesa” al público que concurrían al restaurant, principalmente, personas apasionadas al deporte ciencia.

Es en 1998 en que la familia Arriagada-Gajardo decide regresar a Chile. Esta experiencia –nos cuenta Juan- no fue del todo fácil. Al principio trabajo como garzón, luego, abrió un lubricentro, hasta que finalmente decidió poner un restaurant (2008). Este no tenía un nombre. Fue el amigo de su hijo Francisco quien les sugirió el nombre de “El rey de la milanesa”, ya que cada vez  que visitaba a la familia, disfrutaba de la exquisita milanesa que preparaba doña Elena. Y como era de esperar, el principal plato que se iba a ofrecer en el restaurant iba a ser la Milanesa. Milanesa en sus diferentes presentaciones y tipos: “a caballo” (milanesa con huevos y papas fritas); napolitana (jamón, queso y orégano); káiser (jamón y queso); de pollo, carne, pavo. El cliente puede elegir el que más le guste, el reinado de Juan y Elena, lo complacerá.

El público que visita al Rey de la Milanesa es de lo más variado, incluso, hay muchos argentinos y uruguayos que frecuentan el restaurant, quienes llegan a decir: “aquí los preparan más rico que en la Argentina o el Uruguay”. También, algunos personajes de la televisión chilena han deleitado de la especialidad de las casa, uno de ellos, Ivan Arenas, más conocido como el “Profesor Rossa”.

Con mis amigos pudimos comprobar la fama del restaurant. Una rica  milanesa acompañada con un delicioso puré de papas, y un refrescante jugo, fue suficiente para refrendar los dichos de los clientes.

Hay que destacar también la excelente atención que brinda el restaurante. Amabilidad, cordialidad y exquisitas milanesas, serían las mejores palabras para resumir nuestra visita al Rey (o reinado) de las milanesas del gran Santiago.

viernes, 2 de marzo de 2012

Ganancias versus vocación

Es usual que al momento de elegir una carrera universitaria hagamos un cálculo aproximado de las ganancias que obtendremos al egresar de la carrera escogida. Por ello no debe de sorprendernos la inmensa publicidad de universidades e institutos que te dicen: “sé un profesional de éxito”, en donde aparece una persona de sexo masculino o femenino con traje elegante, con una sonrisa de ganador, en una mano un maletín o documentos y, en la otra mano, un celular o teléfono.
Sin embargo, pocas veces  aparece la realidad de los egresados: muchos están desempleados; otros, trabajando en algo distinto a lo estudiado; algunos, ejerciendo la carrera propiamente tal, pero sin satisfacción. Todo ello puede resumirse con la siguiente idea, muchos estudian por estudiar, sin tener en cuenta su verdadera vocación. Los motivos que conllevan a esta frustrante situación, son: padres que eligen la carrera de los hijos; hijos que eligen la carrera en función de las ganancias futuras; y, quizás, simplemente, hay una mala elección, que por cierto se puede corregir, siempre y cuando la decisión equivocada haya sido de uno mismo.

Yo –es cierto- elegí estudiar derecho por vocación familiar. Sin embargo, logré terminar la carrera porque casi a la mitad de la misma descubrí que aquel universo llamado derecho era lo mío. O, mejor dicho, me di cuenta que yo podía adecuar ese universo a mis intereses, ilusiones, expectativas, deseos, dada la plasticidad y flexibilidad del derecho. Todo lo que leía fuera de las aulas universitarias, me gustaba más que aquellas clases monótonas de mis profesores (salvo excepciones) y, por una extraña coincidencia, esas lecturas estaban relacionadas al derecho: historia, filosofía, literatura, y un pequeño etcétera.

Y cuando terminé la carrera, me dije a mismo -casi con un tono a promesa- voy a dedicarme al estudio del derecho y las humanidades. La docencia era mi mejor alternativa. Luego, me puse a ver el tema de los frejoles (ganancias).

Creo que tuve que venirme hasta Chile para ejercer mi vocación y mi profesión (profesar como profesor). En Tacna el panorama no era estimulante. Era casi lo contrario: un mundo académico en donde docencia universitaria es una actividad secundaria; escazas bibliotecas, no solo de libros de derecho si no -también- de historia, literatura, y un pequeño etcétera.

Es verdad que gano poco, quizás me privo de muchos lujos, pero puedo vivir contento. Mis lujos son poquísimos pero gratificantes y placenteros: leer un buen libro; cocinar algo rico con lo más variado del mercado; beber una copa de vino tinto; pasear en bicicleta sin el menor apuro; conversar con mis amigos y amigas; y, ahora último, ir a bailar a una salsoteca (“La maestra vida”). Con estos pequeños lujos, hermana, el cuerpo y el alma siempre son felices. 



martes, 31 de enero de 2012

Martín Adán, autor de "La rosa no es la rosa" y otros poemas...

¿Quieres saber tú de mi vida?
Yo sólo sé de mi paso,
De mi peso,
De mi tristeza y de mi zapato.

***

De ángeles tristes,
Caídos,
Está hecha mi persona.

Martín Adán