“Uno cocina mejor en su propia
cocina”, dice Pancha. Encuentro tan acertada la frase de Pancha, que dejo solo
a Francisco a cargo del almuerzo, ya que estamos reunidos en su departamento. Mientras
tanto sigo conversando con Pancha sobre el libro de José Ortega y Gasset, “La
rebelión de las masas”. Dicho libro, cuando lo leí, en mis tiempos de
estudiante de derecho, me gusto mucho, incluso pensé que la sociedad peruana
podría ser perfectamente un “hombre-masa”.
Hace poco lo releí atentamente el
libro, y encontré cosas que ahora, sinceramente, me causan rubor el no haberme
dado cuenta cuando lo leí por primera vez (por ejemplo, cuando don Pepe señala “las masas gozan de los placeres y usan los utensilios inventados por los grupos selectos y que antes sólo éstos usufructuaban”).
Ahora bien, si contrastamos este libro con otro, por ejemplo, “La misión de la
universidad”, encontraremos muchos puntos acertados, como la crítica a la “especialización”
en la formación universitaria, en desmedro de una formación integral que
incluya como pieza clave a las humanidades.
Entre comentarios, críticas y
risas, llegamos a la conclusión que a Ortega hay que leerlo con atención y
cuidado, (y creo que esto se puede extender a cualquier otro autor). Y yo
añado, aunque parezca una defensa, que en habla hispana, en las décadas del 20
y 30, Ortega jugó un papel importante en la filosofía, prueba de ello es la
fundación de la “Revista de Occidente”, en donde desfilaban muchos autores europeos
y sus obras sobre filosofía, política, historia y literatura. Es decir, hizo un
aporte en la difusión de ideas, tanto propias como de otros; “La Rebelión de
las masas” apenas representa un parte de su obra.
Está, por fin, listo el almuerzo.
Dejamos la filosofía y hablamos otros temas. Encuentro exquisitos los tallarines
o, quizás, la compañía de dos grandes amigos y la conversación nos hacen
olvidar de todo o son un ingrediente más del almuerzo.
2 comentarios:
No mencionaste tu gran lavada de platos =). Genial tu crónica de hoy. Pero ojo, esta no fue una crónica de calle sino una de Chalet!
Pancho, la lavada de platos tendrá su propia crónica, próximamente. Y tendrá un título, algo así como: ¿en qué piensan los hombres cuando lavan platos?
Un abrazo, y pronto te visito, para degustar otro platillo :D
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