La marcha
estudiantil convocada para hoy jueves no hace otra cosa que denunciar una vez más a
la clase política por no haber eliminado del todo las estructuras autoritarias
dejadas por la dictadura de Pinochet (1973-1990). Estructuras que se
manifiestan de diferentes formas, siendo una de ellas un sistema de educación
que privilegia al que más tiene, y castiga al que menos tiene.
Los estudiantes
hoy movilizados tienen además de la capacidad de convocar una marcha, la creatividad
para hacerla. Es fácil identificar las músicas y bailes que acompañan el
trayecto de la marcha, además de los lienzos y banderas. En cambio los tambores y las marchas de las fuerzas
armadas resultan anquilosadas y aburridas a lado de las estudiantiles. Y todo parece indicar que será así por mucho tiempo, si tenemos en cuenta el caso de corrupción y malversación de fondos del Estado.
En cuanto al
actual gobierno parece que a medida que hace cambios en puestos importantes –por
ejemplo, cambiar un ministro del interior o un intendente– no hace otra cosa
que poner al desnudo sus directrices bajo las cuales quiere gobernar a la
sociedad chilena. Y el reclamo principal de ésta es que la justicia en sus
diferentes vertientes (social, política, económica) es la gran ausente. Una de las líneas de acción más recurridas por el gobierno ha sido la represión contra los
movimientos sociales que denuncian a sus gobernantes –por ejemplo– el rigor
para castigar a la delincuencia de poca monta, no haciéndolo así con la
delincuencia de terno y corbata. Es más a este último sector -el poder económico- no se le reprime, más parece que se lo fortalece.
Más marchas
vendrán, mejor si nosotros también nos sumamos a ellas.
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