Se va el año 2011 y, seguramente, nos deja muchos recuerdos. Fue un año muy marcado como esos dos palitos que simbolizan el once (11).
2011, año muy intenso, algunas veces duro; otras veces, cada día parecía un golpe. Por fortuna, hubieron días de dicha que se manifestaron con aquella misma intensidad que aquellos otros días. Un viejo amigo me dijo con un tono sereno “de estas cosas está hecha la vida”.
Dentro del listado de momentos para el recuerdo o mejor dicho para el libro de recuerdos, me quedo con lo siguiente: La oportunidad de conocer a grandes personas dedicadas al pensamiento (filosofía) y al oficio de escribir (literatura).
Justo cuando me cambiaba de casa y terminaba de ordenar mis cosas, y en medio del cansancio agotador que implica esta actividad que pocos deseamos hacer, me enteré que Vargas Llosa estaba en el gran Santiago e iba a brindar una entrevista abierta al público en la Universidad Católica de Chile. Cuando me enteré de esta noticia, faltaban 40 minutos para que se inicie el conversatorio. Cuando llegué a la universidad donde se iba a presentar VLL, estaba abarrotado de gente. No sé cómo lo logré pero estaba sentado escuchando de manera atenta al autor de la “La tía Julia y el escribidor”, “Conversación de la Catedral”, “El pez en el agua”. Algunas cosas que habló Mario VLL y que guardo en mi memoria es “ Yo supe desde pequeño que no era un genio, por ello trabaje intensamente para ser un escritor. No un escritor de fin de semana o que escribe en sus tiempos libres, sino un escritor que vive para la literatura”.
Otra de las cosas que me deja en 2011, es el haber conocido a profesores dedicados a la filosofía. Entre ellos Herman Siemens y Vanessa Lemm, el primero es de Holanda y enseña en la Universidad de Leiden; y la segunda profesora es de Alemania y enseña en la Universidad Diego Portales (Chile). Algo en común entre ambos profesores es que han dedicado casi toda su carrera al estudio del pensamiento de Nietzsche. Con Siemens pude comprender de manera sencilla y clara el corpus de la obra de Nietzsche; sus clases eran amenas, y más de una vez yo salía con más dudas que respuestas. Con Vanessa Lemm, puedo decir con mucho orgullo, que fui su ayudante en un curso que dicto para estudiantes de pre-grado de la universidad que se llamaba “masa e individuo”. Aprendí muchas cosas, desde preparar textos para los alumnos hasta hacerles clases; pero sobre todo el hecho de trabajar de cerca con una persona que conoce mucho y tiene muy buena formación, es una experiencia académica que me servirá en esta actividad (docencia) que pocos abogados anhelamos desempeñar.
Y para terminar, creo que descubrí mi vocación en el ejercicio profesional del derecho: la docencia universitaria. Este fue mi primer año como profesor universitario en Chile, y puedo decir con alegría que me dedique a tiempo completo, pero a esto hay que precisar que mis clases eran sólo cuatro horas a la semana, y el resto del tiempo me dedicaba a preparar las clases o investigar algunos temas. No voy a comentar mucho de este punto, ya que el próximo año también seguiré haciendo clases e iré descubriendo y aprendiendo más cosas. Solo como adelanto diría que la labor de un maestro no consiste en pedir a sus alumnos que sean buenos estudiantes, sino más bien todo lo contrario: darlo todo para que ellos sean buenos estudiantes.
Con esta pequeña síntesis de lo que me deja el 2011, termino esta crónica de fin de año.
Bienvenido el 2012!
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