Si tendría que describir mi rutina diaria, sería esta: por las mañanas estudiar; por las tardes clases del magíster; y, por la noche, dictar clases. Los fines de semana uno que otro carretito (ya que, de lo contrario, a falta de cerveza los riñones comienzan a fallar) y, los domingos, ir de manera religiosa al Mercado La Vega Central, para abastecerme de provisiones para la semana.
Esto sin darme cuenta se ha convertido en algo redundante, reiterado, repetido, monótono. Pero hace unas semanas cambió. Una vez saliendo de clases (eran las 10 pm.) camino a casa, me encontré con un grupo de personas que estaban “caceroleando” por la educación. Yo no tenía muchas ganas de cacerolear –aparte que no llevaba mi cacerola- sin embargo, me sume al grupo, muchos de ellos jóvenes como yo. Terminada la jornada nos reunimos en una plaza y comenzamos a presentarnos cada uno y a intercambiar ideas. Un punto en común entre todos los asistentes fue que, también, todos tenían una rutina similar a la mía; cero convivencia social con los vecinos del barrio. Uno de los factores de esta situación era las exigencias que muchas veces te impone una ciudad agitada como el Gran Santiago. Pero también -hay que reconocerlo- que otro factor ha sido nuestra falta de iniciativa para cambiar este escenario social o, al menos, intentarlo. Frente a esto, los cacerolazos, han sido una buena instancia para conocer a aquel vecino/a que vemos en el ascensor del edificio, en el supermercado, en un paradero del Transantiago, etcétera.
Ahora conozco a Daniela, Cecilia, Francisco, Fermín, María, José, Pedro, Juan… en sí, ahora conozco a mis vecinos del Barrio Echaurren del Gran Santiago y hoy tomamos once en la plaza Manuel Rodriguez y hablamos de nosotros (quienes somos, a qué nos dedicamos; qué pensamos de la toma del Senado por los estudiantes, etc.). En sí fue un domingo que rompió aquella vieja monotonía que ya me tenía chato.
5 comentarios:
Muy buena crónica! quede con ganas de seguir leyendo mas sobre la once. Creo que la generación de estos pequeños espacios son una contribución gigante en la construcción de una comunidad mas humana, mas justa, mas libre. un abrazo y arriba el Barrio!
Gracias por tus palabras. Esta once fue un primer acercamiento de los vecinos, después de los cacerolazos. Queremos hacer otra actividad este mes, un Halloween por la educación. Estas desde ya invitado/a.
Un abrazo!
Qué buena crónica, Alex! Creo que estamos en sintonia, arriba el Barrio!
Cecilia
Arriba el Barrio Echaurren!!!
Hola Alex, que alegría leerte y ver desde otros ojos mi ciudad "el gran Santiago".
Un abrazo y.. "Viva la Vida de Barrio"
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