Independizarse no es gratis. Tiene sus costos, y son de todo tipo (económicos, psicológicos, sociales, etc.). La vida de león no cae del cielo, hay que salir a buscarla asumiendo sus riesgos. Vivir solo no es un juego, es mucho más que eso, es una aventura en la que se mezclan emociones de todo tipo, incluso, algunas, “huelen a peligro”.
Primer paso: Abandonar la tribu familiar
Toda tribu tiene un patriarca, este puede ser el padre o la madre o alguien que cumpla esas funciones o roles, y hay que enfrentarlo y decirle que uno ha decidido salir de la tribu. Desde luego que ningún patriarca reacciona con aplausos cuando escucha estas cosas. Lo mínimo que va hacer es llamar a los demás integrantes de la tribu para que enjaule al sedicioso a fin que no pueda escaparse.
Segundo paso: Idear una fórmula para ganarse el pan
Se no has dicho en reiteradas oportunidades “ganarás tu pan con el sudor de tu frente” y con esto se nos ha hecho ver al trabajo como un castigo, una pena, cuando debería ser todo lo contrario. Pero cuando uno ha decidido vivir solo, ha decidido “trabajar”, sea de manera independiente o dependiente, ya que las cuentas -más temprano que tarde- llegan puntualmente. Es difícil, casi imposible, vivir solo sin trabajar, sino todos vivirían solos. La maestra realidad nos dice que pocos eligen la ruta de la independencia.
Tercer paso: Tener una pasión, es decir, un salvavidas
No sé si este aspecto se dé en todos los casos. Muchos dejan su tribu para formar otra tribu, y creo que eso no puede verse como una independencia propiamente tal, porque se pasa de un grupo a otro grupo. De una trampa a otra trampa. (Creo que todos deberíamos experimentar una fase de soledad, sin confundirla como una soledad-salada).
¿Qué es una pasión? Desde ya descarto aquel sentido “vida y pasión…”. También descarto la pasión en el sentido futbolístico. Me inclino a la idea de pasión formulada por el trompetista de jazz, Miles Davis: “estoy aquí abajo para tocar música, para interpretarla. Y es lo que hago. Es todo lo que quiero hacer. Y lo hago bien. Podría hacer un montón de cosas, pero lo fundamental, lo que me gusta, lo que esta antes que todo, hasta respirar, es la música”. Así también lo entendió Mariátegui refiriéndose al personaje de Charlot de Chaplin: “Charlot está siempre listo para la aventura. Nadie lo concibe en posesión de una libreta de ahorros. Es un pequeño Don Quijote”. La plata es necesaria, pero la voluntad de vivir peligrosamente es imprescindible.
Los pasos aquí mencionados no tienen un orden fijo, pueden alterarse o, de ser el caso, descartarse alguno de ellos. Aunque, el tercer paso es mucho más que importante, porque “quien tiene un para que vivir es capaz de soportar cualquier como” (Nietzsche).
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