domingo, 23 de noviembre de 2008

UNA MUJER QUE PERDIÓ SUS ALAS




Es domingo, y como si fuera ya una costumbre, voy al Penal de Mujeres de Tacna a visitar a Zulema. Una vez que termina las revisiones minuciosas, me dirijo al patio principal en donde se están la mayoría de internas (peruanas, colombianas, chilenas) a la espera de sus esposos o enamorados, familiares, amigos. A pocos metros de entrar a ése lugar, paso por un cuarto pequeño que siempre para cerrado, y cuando tiene la luz encendida significa que una interna se encuentra castigada por una falta grave (pelea con otra interna, por ejemplo). Ese lugar se llama el “Hueco”; pero, para las autoridades penitenciarias se llama “celda de aislamiento”.

Converso con Zulema, ella me cuenta que hay dos chicas nuevas en el penal. Una de ellas es de nacionalidad chilena y se llama Valeria Castillo. Ella tiene 36 años y entró a prisión el 24 de octubre de este año. Zulema comienza a hablarme más de ella; y yo le sugiero que mejor la invite a nuestro grupo para conversar.

Mientras Valeria se acerca a nosotros sus demás compañeras la miran como si fuera un bicho raro. Hasta ahí todo mas o menos, (aunque igual me quedan las dudas del por qué tal actitud de sus compañeras). Luego, ella comienza a contarme su caso, o mejor dicho su drama. La escucho detenidamente. Algunas miradas se despegan de nosotros –al parecer, somos el blanco de la tarde-, pero esta vez, se suman las miradas de las INPES (personal de seguridad femenino) que a cierta distancia nos vigilan. Eso sí me preocupa.

Valeria fue intervenida en la frontera con Chile junto a otras dos mujeres. Una de ellas era su amiga de hace dos años, a quien Valeria le hacia el servicio de transporte de pasajeros Arica-Tacna-Arica. Valeria nunca iba a dudar que esa amiga, aquel 09 de octubre, llevaba Cocaína oculta en sus partes íntimas. Menos iba a dudar que ella tenía doble identidad y antecedentes por TID (Tráfico Ilícito de Drogas). Pero, pasó. Sucedió. Y Valeria no lo puede creer hasta el día de hoy. Y menos puede creer que está en prisión.

Para Valeria –al igual que muchas otras personas- estar en prisión es como si le hubieran quitado sus alas para volar. Aquellas alas que las conocemos con el nombre de “Libertad”. Extraña a sus hijos, a su familia, a sus amigos; tanto así que ha bajado de peso (12 kilos). Me dice que se encuentra en “Huelga de Hambre”. Su desesperación por salir pronto de la cárcel le ha llevado a dos intentos de suicidio. Pero, sus compañeras lo impidieron.

Ella me cuenta algunos detalles desde el día en que la intervinieron: la coima exigida por la policía para arreglar su caso ($ 2 000 dólares); las pésimas condiciones de detención en la carceleta de la DIVANDRO (policía antinarcóticos); el Abogado que le prometió sacarla rápido y que ahora desapareció; y un largo etcétera.

El consulado de Chile en Tacna hizo poco o casi nada por ella. Al parecer vio su caso como si fuera uno más del montón. Es decir prefirió no meterse con la justicia peruana; no le presto auxilio judicial. Sólo se limito a llevarle una bolsa con útiles de aseo.

Termina la hora de visita. Valeria me pregunta cuando volveré al penal a visitarla, le respondo: a fin de mes, no le digo una fecha exacta; prefiero no prometerle nada, ya que ello sería generarle falsas esperanzas y tendría un motivo más para odiar este mundo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Alex, buena nota con lo de las reclusas.salúdalas. que tengan paciencia, aunque en esas circunstancias es bravo.
Saludos,
Willy

Alex Choquemamani dijo...

Las reclusas, -al igual que los locos en los manicomios, enfermos en los hospitales, niños en los albergues- estan olvidadas por la sociedad. Por ello me animé a escribir una crónica.

Gracias por la visita Willy,

Alex

Anónimo dijo...

Alex: Tu condición de abogado te lleva a estos temas. Es simpático e inevitable. Me ocurre lo mismo.

Las cárceles resultan siendo un mundo confuso y confundible. Durante las fiestas de Tacna, pasé por allí como mi "family", en dirección al Parque Perú. Miluska, que iba a mi lado, en el asiento delantero del auto, me dijo: "Esa es la cárcel. Allí están los delincuentes, papá". Miré al penal de Pocollay. Inmediatamente, a Miluska. Y le respondí: "No sólo ellos, Miluska. También, los inocentes..."

Un abrazo,

Anónimo dijo...

Estimado amigo Alex: Sospecho que mis post te incomodan, y que por ese motivo no los publicas. Son dos las ocasiones que te he posteado. Y no los veo en tu blog.

En todo caso, robando tiempo a mis ocupaciones (que no son pocas) sólo he querido ser cordial contigo. Prometo ser discreto ignorando tus cosas.

Bye.

Alex Choquemamani dijo...

Estimado Eddy,
Disculpa por mi dejadez, últimamente ando metido en mil cosas (y esto no es una excusa). Todos los post a este blog son bienvenidos (sobre todo los tuyos), ya sean rajes, comentarios, sugerencias, etcétera.

Anónimo dijo...

Hola, Alex. Gracias por tus palabras,. Finalmente, son las letras, nuestra pasión, lo que nos une. Y todo lo demás, no interesa.

Un abrazo,

Edy.

Edilberto dijo...

Que el año nuevo sea propicio contigo.

Saludos,