domingo, 22 de mayo de 2011

en el comedor universitario

Me encuentro en el comedor universitario. Veo platos volar, veo vasos nadar.

Estos días me he sentido, anímicamente, con altos y bajos. (Los altos han sido pocos). Las preocupaciones del bolsillo quieren absorber mi tranquilidad. Pero no todo es preocupación, también hay espacios o chispazos de alegría, por ejemplo, cuando disfruto de leer un cuento, cuando tengo una amena conversación, o cuando me encanto con un paisaje del gran Santiago (Parque Forestal), etc.

Cada vez me convenzo más que tengo que sacar fuerzas para sostenerme, para atravesar esta nube oscura que hace creer a uno que es eterna, y que cada cierto tiempo me visita. Sí, tengo que sacar más fuerzas o, mejor dicho, tengo que dejar fluir las que aún tengo.

Comedor universitario de la UDP, 09 de marzo del 2011

domingo, 8 de mayo de 2011

CULTIVA TUS DERECHOS





Como para no perder la costumbre participé en la marcha por la despenalización de la marihuana (confieso que fue mi primera marcha en Chile). La causa no me pareció menor, creo que fue la mejor causa para zambullirme junto a miles de personas y exigir el respeto a la libertad de consumir drogas (marihuana).  

¿Hasta que punto el Estado puede intervenir en mi cuerpo? O mejor dicho, ¿tiene legitimidad para prohibirme el consumo de drogas ilícitas? Estas preguntas solo se pueden responder siempre y cuando dejemos de lado los pre-juicios. Pero si existe de por medio una política antidrogas que sólo prohíbe sin dar razones y fundamentos para justificar su accionar, nos encontramos ante una zona que ya no es de derecho sino de arbitrariedad. Y justamente lo que hace el prohibicionismo es recortar los circuitos de discusión a un estado mínimo, entonces comienzan a proliferar los pre-juicios y el sin-sentido.

Afortunadamente en Latinoamérica esta realidad es diversa, hay países en que este tema se puede discutir, uno de ellos es Chile. Muestra de ello es la marcha por el libre consumo de la marihuana, realizada el sábado 07 de mayo.

Fue una marcha pacífica en donde participaron miles de personas de todas las edades (jóvenes, adultos, niños, y hasta mayores de cincuenta años). Algunos portaban pancartas que decían: “cultiva tus derechos”; “la prohibición es un negocio”; “cultivo libre de marihuana, ahora!”. Esta situación difícilmente se podría haber dado, por ejemplo, en Perú, un país en donde los prejuicios, muchas veces, prevalecen ante los juicios. En donde el Estado se limita a decir: “a la droga dile no”, sin dar razones y explicaciones a sus ciudadanos respecto a qué tipo de drogas se refiere (¿al alcohol, la que provoca la mayor cantidad de accidentes de transito?, ¿o a la marihuana, planta que hasta hace unas décadas era de libre consumo, y hoy forma parte del tráfico gracias al prohibicionismo?).

La alameda Libertador Bernardo O’higgins, una de las principales avenidas del Gran Santiago, se había convertido en el mejor escenario para exigir el respeto de un derecho, la libertad, un derecho fundamental para la convivencia democrática.

Me sentí libre en esta manifestación pública (y sin marihuana) y por la marihuana. Mejor dicho, por la libertad, ya que lo que está en juego en la prohibición de drogas es el derecho a la libertad de las personas. Es decir, a la posibilidad de elegir qué drogas me conviene y cuáles no, para mi cuerpo. Pero si se me quita ese derecho, entonces, me es legítimo también canalizar mi desacuerdo mediante la protesta, derecho por lo demás reconocido por un Estado que se considera democrático.

La frase que más se podía leer en la protesta era: “cultiva tus derechos”. Si bien ello puede tener muchos significados e interpretaciones, yo me quedo con una: los derechos existen sólo cuando los ejerces, no cuando está en el papel. Por ello, no sólo sembremos derechos sino también consumamos sus frutos, que por lo general solo se conquistan mediante luchas, como la protesta del 07 de Mayo.